MADRIDESES.

Tengo un mal día. Me siento vago y perezoso, pero esto no puede seguir as. Y un relato me mando hacer a mí mismo. Esta vez no es Violante el que manda, y no es ningún aprieto. Pero burla burlando, ya van dos líneas por delante, o sea un total de 54 o más palabras.
Le pondré un título como otra obra de James Joyce que no sea Ulises. Por tanto, puede que valga MADRIDESES, pues en algo se parece a DUBLINESES, que fue anterior a Ulises. Y quién sabe si no me llevará a otra obra de arte tan literaria como el inacabable y maravilloso Ulises.
Soy, o a veces lo he sido, feliz y sin duda mi vida en Madrid es tan agradable cómo intensa en su quehacer cotidiano que sobrellevo con alegría y efímeros sufrimientos que apenas me causan el menor problema en mi actual actividad que llena mi mente y los bolsillos con una generosa esplendidez que jamás se queda corta y cubre mis carencias permitiendo ahorrar para poder llenar las necesidades y caprichos de todo género tal como mi eterno afán de viajar y conocer un planeta que aunque más o menos esférico, sé que tiene forma de pera, que no de manzana. ¡Respire! No se axfísie como algunos leyendo a Joyce.
Desde cuando muy niño escribí y se publicó mi primer cuento, siempre tengo la necesidad de escribir más y más en la forma de un imperioso drenaje de ideas que sobran en mi mente, a veces estrafalarias y en ocasiones tan profundas como inaguantables. Pero ese desagüe que libra la mente de presiones y alteraciones siempre es una liberación que me coloca en un sitio y lugar en el que me siento feliz y redimido de mis, lo que antaño se llamaban pecados.
Sé que un psiquiatra, si lo consultara, me diría que tengo una "Psicosis de escritor" y me mandaría pastillas que, mi subconsciente se tomaría en serio y creería que me encontraba mejor y con menos furias de escribir contra todos incluyendo viento y marea.
Es quizás por eso que no le consulto. Quién necesita ayudas cuando en ocasiones, hablando con tu espejo te preguntas: ¿Quién soy y que deseo? Y tu otro yo, con aviesa mirada te contesta. "Eres el que eres y debes seguir tu camino. No existe una senda definida y se hace camino al andar si se sabe hacerlo. ¿Sabes andar? ¿Y lo sabes hacia delante y hacia atrás? Obsérvate y verás que casi siempre lo haces hacia atrás.
Pero, me pregunto, ¿es esto lo que me ha solicitado mi ilustre y extraño otro YO? Debo hacer lo que me ha pedido y eso haré, pues le estoy muy agradecido por lo que me enseña y lo que aprendo de y con él. Por tanto, haré un flashback e iniciaré el relato tras estas 254 palabras de anciano desobediente, copernicano y sin "dies irae", que me lleve a la obediencia y el perdón
Son tantos los argumentos y temas con los que sueño escribir, que es como abrir una gigantesca margarita y pensar cuál de los pétalos será el primero sobre el que debo o quiero narrar su contenido.
Medito, inicio, "eraseo", reescribo según lo estudiado en los cursos de escritura de alto nivel que estoy haciendo, e inicio otras visiones con las qué debo cumplir con mi cometido, aunque no me sean muy satisfactorias.
Otros enfoques más claros me envuelven. Son miradas cervantinas, shakesperianas, joyceanas, y de tantos otros autores que, a veces me gustan y otros me aburren, pero de todo hay que hacer si caminas hacia adelante, por lo que al final me quedo en mi mundo velasquiano, es decir en lo que mi mente enhebra con libertad, pero que tenga un contenido con apariencia de interés, aunque tal vez pueda parecer inconexo, pero cuyo título en estilo moderno parezca actual e interesante cómo: "Lo que escribió un cruasán desayunando." O bien algo más moderno e inteligente para las masas todavía. Como: “Qué pensaba la mermelada a la vez”. Es cierto, es más moderno y actual cómo cualquiera de los miles de chorradas que, cada día ganan premios o venden toneladas de discos plenos de ruidos para el consumo de la masa gesticulante y flipada.
¿Quién sabe? Quizás gane el Premio Nobel de literatura por lo de la mermelada, al fin y al cabo, no deja de estar rica. Claro que, como no soy político, nunca me lo darán pues para eso están otros que si lo son.
¿De qué escribir pues? Nunca un popurrí de temas. Quizás un proceso mental a lo James Joyce, como decían en el colegio: “Un poco de nada con colmo, lo que siempre es un acierto con el padre superior.”
Lo último me parece una buena idea y lo voy a intentar. Nunca lo hice, pero alguna vez ha de ser la primera pues, a fin de cuentas, esa concepción de profundos ”Nadas” en ejecución, son ya parte de la literatura más avanzada y moderna. Allá voy sin miedo. Lo primero un buen título:
“Noelia se ha caído de un almendro en flor.” No, será mejor un título que diga más: “Los veinte novios de Noelia”. Me quedo con el segundo, pues tiene más mensaje underground, lo que engancha más para los instintos lascivos primitivos del lector medio.
F I N.
José Ignacio Velasco Montes. 25-06 - 2018