MONTAÑAS HUMANIZADAS

(El pensamiento mágico en México)

México innegablemente es una tierra de volcanes
Dondequiera se busque, hay varios sembrados por todo el territorio
Y lo mejor de ello, es que muchos aún extintos, siguen vivos
Para la cultura del pueblo autóctono, lucen airosos su altura,
Hablando a las gentes que algún día fueron seres vivos
que tuvieron un nombre, al que añadieron en sincretismo
otro con el que siguen viviendo en el alma del pueblo.
Poseen las mismas cualidades y pasiones que los humanos tienen
Por eso los antiguos, a la luz de su cosmovisión,
Concibieron a los volcanes, como participantes
De la vida ordinaria que vivían ellos, personalizada,
Endosándoles cualidades muy particulares.
Así está don Gregorio Chino Popocatépetl, (Don Goyo)
Cuya fiesta le celebran el 12 de Marzo de cada año,
Por ser el día de su Santo, por lo cual a la fecha todavía suben
A cantarle sus mañanitas y llevarle sus regalos de cumpleaños.
Enfrente está la bella Rosita Iztlaccíhuatl, que murió
De amor, por haber sabido falsamente que en la guerra
Su amado Popocatépetl, había sido muerto.
Ya transformados en volcanes, él sigue ardiendo vivo
Esperando que ella vuelva a la vida.
Ah, pero el Popo aunque amaba a Rosita,

era un hombre como cualquiera, con deseos y pasiones, puesto
también tenía amores con La Malinche. Por ser su amante,
fue a traerla y la subió a su caballo, y ahí venía,
pero a ésta se le antojó hacer pipí…
así que al bajarse, ya no quiso seguir con él, diciendo
 aquí me quedo, aquí me gusta mucho.
Dicen se arremangó la falda, entonces ahí se sentó,
Para esto por ahí está Lorenzo Cuatlapanga (otro volcán)
Que era su marido (De Malinche)  

al que dio dos hijas, que son las Totolitas (otros volcanes)
Las que pasan por Huamantla. Pero Popocatépetl
No estaba muy conforme, así que vino y le dijo ¡Vámonos…!
Malinche para quitárselo de encima, le hizo una apuesta,
Si puedes parar mi orín, entonces sí me voy contigo. Don Goyo aceptó
Pero luego vio era imposible, pues lo que ella echaba,
Era nada menos un río que no pudo atajar.
Así que mejor se fue, conformándose con esperar

a ver cuándo Rosita Itztlaccíhuatl despertaba, 
mientras Malinche se quedó. Y cuentan es muy celosa,
sólo admite que la visiten hombres que se suban a sus faldas
pues se sabe como se puso gorda, sigue ahí en cuclillas,
eso sí, enseñando su “chichita”.  (roca) Y aunque según parece,
Popocatépetl quiso llevarla a bañar en un temazcal,
No pudo entrar por lo gorda que estaba.
Muy enojada le aplastó la cabeza a Lorenzo su marido,
Por lo que este volcán se ve aplanado en lo que se llama
El Peñón de Cuatlapanga. Ah, pero este se vengó,
Porque con su machete le cortó un seno a Malinche,
Por lo cual, hasta la fecha sólo presenta una “chiche”

Y esta historia la repiten las ancianas, contando 

que en cada volcán, hay un humano que vive 

aunque ahora esté transmutado en montaña....

En tanto los viejos menean su cabeza, 

sabiendo que las pasiones son algo inherente 

a la raza humana en la cual nacimos...

pero ¡Ya lo dijeron los antiguos...!

Ni qué extrañar, de las pasiones que sufrimos...