Navidad manterense

       El sol se anuncia en el horizonte, los panaderos del pueblo sacan del horno el fruto de su trabajo, entonces por las calles de la villa algunos vecinos marcha con sus bandejas cargadas de carne sazonada lista para hornear, ocupando el lugar de la galleta, el pan, las facturas o el pan dulce, es esta la primer postal del 24.

       Los carniceros han organizado sus ventas de modo que todos tengan algo para “quemar” y compartir en navidad.

       Algunos en camioneta parten hacia frigorífico a comprar hielo seco para enfriar la bebida, otros ya andan por algún almacén comprando sus frutas, turrones o garrapiñadas, o para conseguir algo que se olvidaron en los días previos de traer de “Basso” o porque el “aguinaldo” recién llega.

       Se oye el pito del tren y la bocina del colectivo, los afectos más lejanos van llegando a la villa, las madrinas con regalos para sus ahijados, las tías solteras para sus sobrinos, remeras, pantalones, camisas, alguna que otra zapatilla, y no falta un corte de “género” para que a la abuela le hagan algo.

       En los bares se hacen los primeros brindis y se anuncian buenos deseos, los primeros “copetines” están mojando “los gargueros” y se postulan los primeros borrachos.

       Cuándo el sol gana el medio día se detiene el trajín de la rutina, recién comienza el feriado, se renuevan saludos en los boliches mientras las casa se van llenando de a poco de sensaciones festivas, y solo falta que arriben los últimos parientes, los del campo, con algún cordero, asado, o lechón para tirar a las brasas y preguntado qué otra cosa hace falta.

      Y así cuando llega la noche, con alguna lágrima por el abuelo o el tío “que ese año se fue”, alrededor está toda la familia reunida pronta a celebrar una nueva Navidad anunciada por los cohetes y las campanadas del cura justo cuando en el cielo las estrellas digan que ya es media noche.

      Qué lindo son los recuerdos de mis navidades en la Villa,…Esas cuando los abuelos encabezaban la mesa,.. Si me parece ver al Tacuara y al Hugo haciendo los mandados…Que la galleta de José Almaraz, el pan dulce de Pablito Mulle….la bebidas en lo de Álvarez, las frutas a lo Bonnin –el asado de Mingo Lagiart, y también algo de lo de Goyino, si después de todo durante el año siempre aguantaban algún fiado, entonces paras las fiestas no era justo olvidarlos.

       Con todo comprado a preparar la ensalada de fruta , tarea de las mujeres de la casa ( mi madre y mis tías).. El clericó eso si era del Beto o del Tito,.. Y agárrate fuerte de un poste a la hora de tomarlo.

       Medio día de picada, algo bien livianito pues lo fuerte venía a la noche, con la bebidas en el aljibe, a descasar haciendo una siesta, y ya en el atardecer , se completaba la reunión con parientes y vecinos, que venían a acompañar al asador mientras compartían un "vermut".

       El Guigue llegaba del campo cargado de menesteres, la Negra de Buenos Aires, ya había venido con tiempo, ella era la de los regalos para los abuelos y todos los sobrinos.

        Irene y Samuel... Que muchas veces no se podía volver.. Licho, Beatriz y sus hijos pasaban después de la cena a saludar.

       Una mesa bien servida donde sobraba de todo, los que se volvían se llevaban algo y lo que se quedaban el almuerzo del 25 tenían, y a las 12 de la noche entre cuetes y bocina, los saludos emocionados sobre todo de lo que ya estaba mamados.

       Y la yapa para lo que quedaban en píe, el bailongo al ritmo del acordeón, y a terminar el clericó.

       Al otro día los cuentos, anécdotas y demás de todo lo sucedido, y como corolario de todo la necesaria unión familiar.

 Elias almada

Ciudad de Concepción del Uruguay

Provincia de Entre Ríos

República Argentina