Sin alas, sin saber volar,
No escuchas que la vida,
Te pide que a tu alrededor,
Vuelvas a mirar.
¿A quien le escaparas?,
No le temes a la soledad,
Nada te angustia,
Tampoco nada te alegra,
Ni quien te odia o quien te ama.
Le pido a Dios piedad,
Le ruego a el por su amor,
Que su mano santa,
Te de un poco de felicidad.
Tus ojos desorbitados,
Como pierdes la vida,
Por esa droga maldita.
Abandonare mi alma,
Llorare hasta secar mis lágrimas,
En silencio te amare,
Esperando que algún día,
Quieras vivir otra vez.
Myriam Manzone 1991
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