Rocío Dúrcal: memoria y  amoríos de la española que encandiló a Buñuel e interesó a Hitchcock

Juan Gabriel besa a Rocío Dúrcal, su compañera de rancheras

Hace ya 16 años que su sonrisa dejó de acariciarnos entre las canciones que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.

Su debut en el cine con Canción de juventud en 1962, dirigida por el malhumorado Luis Lucia, superó todas las expectativas del productor que firmó con ella un contrato en exclusiva para dirigir toda su carrera.

Rocío se convirtió en un fenómeno cinematográfico-musical. Luis la preparó durante un año con los mejores profesores para que la adolescente estuviera a la altura y le organizó una cuidada campaña promocional que funcionó como él esperaba.

Canción de juventud traspasó fronteras y la convirtió en un ídolo juvenil. Muy pronto rodó Rocío de la Mancha, también a las órdenes de Lucia, con una notable repercusión y fue entonces cuando Luis Buñuel, vinculado a Época Films, manifestó su deseo de que protagonizase Tristana, una película que, años más tarde, haría Catherine Deneuve.

Luis Sanz no permitió que Rocío protagonizase aquel proyecto porque dijo que era una adolescente y que se podía "traumatizar" con un papel de esas características. Aquel personaje hubiese cambiado toda su trayectoria en el cine, pero Sanz se negó en rotundo en las distintas reuniones que hubo sobre el proyecto. Rocío era demasiado pequeña para opinar.

Después de aquellos primeros éxitos en el cine llegaron otros muchos que confirmaron la línea que Sanz quería para Rocío y que, efectivamente, la llevó al triunfo, pero que la apartó de otro tipo de registros interpretativos. El perfil de sus filmes no cambió mucho hasta Cristina Guzmán en donde Sanz decidió hacer la transición y convertirla en una estrella para un público adulto y las cosas salieron bien.

En aquella década hasta Alfred Hitchcock se interesó por su trabajo y, parece, que le pidieron unas cintas que tuvo que grabar en inglés... pero aquella ilusión también se desvaneció, dejando solamente alguna reseña en la prensa.

Después de obtener su mayor éxito en el cine con Las Leandras, dirigida por Eugenio Martín, donde actuó con la gran Celia Gámez, y de haber iniciado su noviazgo con Junior, después de salir un tiempo con Juan Pardo, que estuvo muy enamorado de Marieta aunque ella nunca le dio importancia a aquella relación, comenzó un gran proyecto cinematográfico que se frustró por diferentes motivos.

Después de una boda principesca en El Escorial, en donde se reunió la realeza del cine, Rocío rompió su vínculo con Sanz, a pesar de que existía la posibilidad de rodar seis películas más. Rocío quería que Sanz le permitiera asumir otros proyectos, que le dejara una puerta abierta por lo menos en el extranjero, pero Luis se negó. Junior pensaba que la fama de Rocío era enorme y que ellos mismos podían dirigir su carrera, pero aquello fue un gran error que truncó todos los proyectos que Luis Sanz tenía para Rocío; entre ellos La corte de Faraón, una película que bastantes años más tarde protagonizaría Ana Belén

Nadie podía imaginar unos años antes que Rocío Dúrcal pudiese protagonizar una cinta como Me siento extraña de Martí Maqueda.En la película, de corte lésbico, Rocío compartía protagonismo con Barbara Rey. Aquel trabajo obtuvo unas grandes recaudaciones de taquilla, pero perjudicó a la estrella, ya que Rocío no estaba cuidada en ningún sentido y la factura de la cinta no era buena.

Rocio aceptó aquel trabajo solamente por motivos económicos e, incluso, la tuvieron que doblar porque se rompió la mandíbula y los productores tenían tanta prisa en estrenar que no esperaron a que se recuperara. Hoy es una película de culto, pero en su momento perjudicó profundamente su carrera. Otro de los objetivos que tenía era protagonizar una película con un personaje de gran entidad dramática para finalizar su filmografía de otra forma, pero su deseo no se pudo realizar por su prematura partida.