Resignado a tu tersura,
esposada al desenfreno,
quiero saber si aún existo.
Devórame…¡Ahora¡
Campánula farolera,
gozadera de deseo.

Sé donde escondes tus mañas
Engúlleme…
trózame entero.
Hinca tus fauces ahora:
No dilates la ventura
y el deleite de este encuentro.
Tu carne es fruto encantado…
Mi objeto será probarla
aunque muera en el intento.

Pezones asemillados,
ampollas de olivo negro.
Mis ásperas manos hoyan,
Alicante incompasivo,
de tus copas envenadas,
pintadas de luna llena
y violetas encantadas
envidia de las dragonas
y las labiadas de savia.

Tributo de inmolación.
Holocausto,
abnegación del instinto,
que tu belleza de Diosa
expiara,
por una culpa pueril:
Ser la sombra
de mi sombra…
y el eco
vano y estéril
de mis quimeras más caras.

Concha marina,
tu boca,
busca la mía con ansias.
Lengua,
culebra implacable,
grávida de calenturas…
se hunde entre mis resquicios
con lujuria desatada.
Lobezna depredadora…
Lo eres…
Sí que lo eres:
Que no perdona,
ni mata.

Concesión inexplicable,
tu sexo.
Navajazo en carne viva
de orillas mortificadas.
Humor de placenta fértil.
Zumo y mixtura
que embriaga.
Delicada piel de armiño,
curtida por la solana,
Desvarío…
De alienado encadenado.
Prisionero,
que tus redes rescataron
y enjugaron en mi alma
las promesas olvidadas.

Mórbida miel silvestre…
tus piernas,
alce soberbio,
a mi canicular Goliat
convocan …
Libertino diablo
que puja
con un afán redentor
hacer de ti, mujer:
Hembra…
Abjuración;
tal vez templo
de alfarero entre tus nalgas;
que no se ahoga en vigilias
ni lo socavan fatigas
en busca de tus entrañas.

Gimes… aturdida y blanda.
sometida a tu tormento
de picaflores y gaitas.
Tus cascabillos
despiertan
de noche muy…
prolongada,
esparcidos en tu huerto
entre bolillos de nata.
Desembozas picardías.
Tonterías se te escapan.
Una púber plañidera
se ha batido en retirada.
Suenan flautas en tu oído:
“¡Vive Dios¡”
Si esto que muchos dicen
es lo que se llama “malo”
¿O con un dedo señalan:
Has cometido ¡Pecado¡…
He de correr con los riegos
Y queue me lleve el infierno
“no sin antes imputarme
dos mil “pecadillos” nuevos.

El mundo juega a la guerra,
mientras tu cintura cimbra
Tus carne ya no es horchata.
Tus uñas…
canales abren
en mis sufridas espaldas.
Al cabo…un murmullo quedo
Que se vuelve resonancia:
De allá muy lejos vienen
en bullanguera bandada,
un puñetón de angelitos.
que entre sus alitas guardan,
aromas de tu sonrisa
de melaza alimonada,

Alguna vez te diré:
Ya no eres tú
ni yo aquél…
Confites,
Volados de tres colores rojos,
jirones de viene y vaya.
última hoja de un cuento…
Y aquel pétalo amarillo
oculto entre las carillas,
púrpura de un beso tierno
sellado en la contratapa
con el carmín de tu aliento.
Dirán:
Son cosas de viejos…
Cenizas grises…no más
que un día barrerá el viento.
y volverán a la nada.
¿Qué más da?…
Mi ángel de cera.
Volveremos a la tierra…
La que nos bendijera,
desnudos, mirando el cielo.
Mi cuerpo dentro del tuyo,
celebrando la alborada.
Otra vida… diferente,
con repique de campanas,
un huerto, mis manos frías,
entre las tuyas, nudosas,
flacas.
Pero con luz en los ojos
Desafiante,
De otros tiempos
portando tras buena lid
nuestra llamita de ensueños.

LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
Julio de 2012
Derechos reservados.