Aún no es tiempo de bajar la guardia tras la descarga de feminismo en la gala de los Oscar. Para muestra, la cinta que este fin de semana está llamada a dominar la cartelera en Estados Unidos y varias partes del mundo: Un pliegue en el tiempo

Una historia fantástica liderada por la mujer que apuntaba a ser la abanderada del movimiento desde Washington, Oprah Winfrey.

Su discurso en los Globos de Oro al recibir el galardón a toda una carrera devolvió la esperanza a millones. La elevó a niveles presidenciales. Las redes sociales imploraron que optara a la Casa Blanca.

Pero, finalmente, decidió hacerse a un lado.  No significa que vaya a esquivar el tema o que no se apunte a la causa cuando sus colegas en Hollywood la soliciten. 

Pese a su imperio de medios y los 2.800 millones de dólares que le calcula la revista Forbes de fortuna personal, Winfrey tiene ganas de seguir poniendo a las mujeres en su lugar, tirando del carro de un proyecto millonario de Disney dirigido por una afroamericana, Ava Duvernay -la primera vez que algo así ocurre en la industria del cine-, y protagonizada por una joven de 14 años, Storm Reid. Completan el reparto Reese Witherspoon, Mindy Kaling, Chris Pine y Michael Peña.

De hecho, de lo primero que habla Winfrey es de diversidad, la clave de esta cinta. «Ya el hecho de que haya tanto color en las tres mujeres haciendo el papel de las viajeras astrales es mucho. Y que la película se hiciera. Y que Disney esté detrás de ella. Las mujeres hemos ganado mucho terreno», dice desde un hotel en la esquina de Hollywood Boulevard y Vine, en pleno corazón de la meca del cine.

Sin embargo, hacer la película no fue fácil, dice. «Fue un reto por las largas horas de trabajo. Al final de la película, creo que fui una de las últimas en acabar, trabajando con la pantalla verde como a las 2 o las 3 de la mañana. Y además, especialmente cansada, ya que no te puedes sentar por esos vestidos».

Recuerda una noche en que todos en el equipo de producción trataban de hacerle la vida más fácil. «Acabé preguntándoles que qué podía hacer yo por ellos. Creo que una de las cosas que Ava [Duvernay] hace maravillosamente es mantener vivo el espíritu de la cinta. Cada uno sabe que están contribuyendo al conjunto».

Winfrey califica el largometraje de «divertido». Se trata de una obra basada en la novela de Madeleine L'Engle sobre una niña que viaja en el tiempo en busca de su padre (Pine). Le ayudan una especie de tres hadas madrinas que recuerdan de forma constante a El mago de Oz y que luchan contra la expansión de una fuerza oscura alimentada por la ira y la frustración del entorno.

«Acepté esta oportunidad porque quería ver trabajar a Ava y, al mismo tiempo, estar en Nueva Zelanda, uno de los mejores lugares de la Tierra». Duvernay le preguntó que, si iba en serio, le podía echar un vistazo al guión «y así es como pasó todo esto. Es una de las más experiencias fantásticas que he tenido. He hecho muchas cosas en mi vida, pero esto se sale de los parámetros».

Winfrey la entiende como una obra adaptada a los tiempos que corren, especialmente sobre las fuerzas oscuras contra las que luchan los personajes. «Lo único que se mueve más deprisa que la luz es la oscuridad», asegura. «Este tema es tan relevante hoy como cuando la autora lo escribió por primera vez. Lo hizo pensando en los turbulentos años 60 y aquí estamos, en este turbulento siglo XXI. La oscuridad se está expandiendo muy deprisa por todo el mundo. Somos las guerreras de la luz».

El reto ahora es superar en taquilla los 104 millones que ha costado hacerla, apostando fuerte por el primer fin de semana en cartelera gracias a la poca competencia que, en principio, encontrará en otras cintas como Gringo o The Hurricane Heist. A la espera del veredicto de la crítica, podríamos estar ante otra máquina de hacer dinero. Igual que Oprah.