Para una escritora introvertida y cuyo arte literario consistía en dejar fluir la conciencia sobre la página, Virginia Woolf tuvo más efecto en las futuras generaciones que lo que ella llegaría a ver jamás. De alguna manera, es madrina del movimiento feminista – todo lo que una necesita es dinero y una habitación propia, fue famosa en decir – pionera del modernismo literario y del arte en general.
Esta larga presentación quizá nos sirve para justificar el crimen a punto de cometerse en este artículo, tratar una nota de suicidio como una pieza de literatura. Y es que uno de los suicidios más ejemplares de la historia de la literatura ha sido capturado en estas breves lineas. El manuscrito es el siguiente:
A esta tercera nota de suicidio escrita por Woolf siguió su muerte, en marzo de 1941. Quizá sus palabras aún resuenan porque dejaron constancia de un sentimiento paradójico al momento de su muerte, trágico de por sí pero razonado y frío en su cálculo, cándido en su agradecimiento pero terrible en su alcance.
La traducción del texto dice así:
Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.
V.”
Más que un mórbido recuerdo o un psicoanalítico análisis del texto, le daremos su lugar adecuado en el universo del conocimiento. Para eso, usaremos la versión de este episodio trágico como se la reimaginó Michael Cunningham en Las Horas. En esta novela, luego hecha película, se conectan las vidas de tres mujeres tocadas en alguna medida por la novela de Woolf, La señora Dalloway. Claro, las toca la historia de Clarissa Dalloway, pero más que eso, son alcanzadas por los temas que a ella le preocuparon en su momento y de los que Clarissa es sólo un símbolo. En tres distintas épocas, mantienen su validez las opiniones de Woolf sobre la locura, la enfermedad mental, la homosexualidad o bisexualidad y la angustia de existir.
Querido Leonard: mirar la vida de frente, siempre mirar la vida de frente, y conocerla por lo que es. Finalmente, conocerla, amarla, por lo que es. Y despues, guardarla. Leonard siempre los años compartidos, siempre los años, siempre el amor, siempre las horas.
No cualquiera tiene la valentía de ver la vida a los ojos, después de todo.
Complementa con Virginia Woolf sobre la vida, la ficción y la pasión.
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