Y entonces, no quedó nadie... 

(And Then, There Were None… fragmento final de 'El silencio de los 12')

En el transcurso de un año, Mari A. (la narradora de el Líbano, la primera parte de este libro) se había tratado de suicidar varias veces, cortándose las venas o tomándose pomos enteros de diazepán, finalmente, desesperada, sin poderse quitarse de su mente los años de violaciones y humillación de su niñez, los Marines, el burdel,  y sin haber logrado su propósito de terminar consigo misma, decidió entrar en un convento Carmelita, la traté de llamar para tratar de quitarle la idea, pero  tenía el teléfono celular cortado desde hacia varias semanas, el fijo hacía dos meses, me dijo después MariCarmen, no  supe hasta ese momento que estaban en tan precaria situación. M.A. se había hecho enfermera y tenía un buen salario, pero en los últimos  meses había dejado el trabajo. Cuatro semanas antes de su decisión de entrar al convento, Marilyn se había quitado la vida en Roma de un modo drástico, un tiro en el pecho, con la pistola del esposo de la tía, que era gendarme. Hubiera cumplido el próximo mes 19 años, estuvo diez días entre la vida y la muerte. La amiga de Italia que le había avisado a Mari A. primero para decirle de la gravedad de Marilyn, también le envió el email notificándole que Marilyn había fallecido un jueves, bella, inteligente y dulce.

Esto  afectó mucho a Mari A., pasó días enteros llorando, me contó MariCarmen. Al parecer, había creado vínculos muy fuertes con Marilyn, quien terminando su licenciatura en sicología y una chica muy dulce y cariñosa,  había ayudado y alentado mucho a Mari a sobreponerse de sus recuerdos, a pesar de la distancia entre Madrid y Roma. En las primeras semanas en el Convento Carmelita, Mari A.  se sentía muy feliz, era diciembre, época navideña, había hallado la paz, el amor y la protección  que buscaba.  Pero durante los meses siguientes ya en su noviciado, y traslandándola de un convento a otro, parece que algo empezó a ir mal, fui recibiendo noticias a través de su prima, que su salud no iba bien, cada vez peor,  tuvo pulmonía, bajaba de peso, se sentía mal, las últimas noticias que recibí fue que se creía que tenía esclerosis múltiple, que estaba muy delicada, no había cumplido 27 años todavía. 

MariCarmen murió de forma extraña, en las páginas anteriores se trató esto,  a los 26 años un cáncer de colón es muy raro, desarrollarse en seis meses mucho más, un día hablando con mi médico personal le conté la forma en que había muerto y me dijo que algo no encajaba. El conocía detalles de la historia y de la fiesta en el palacio y su opinión fue la que me hizo comprender mejor las extrañas discordancias...

Loli, la chica explotada por su padrastro desde los 5 años, durante meses estuvo internada en un hospital con una depresión profunda, me decía que ahí se sentía segura que no quería salir, a los 17 años su salud continuó decayendo, luego de semanas sin tener noticias, recibí un mensaje en que me decía que le habían diagnosticado leucemia, se sentía muy débil, que los tratamientos le hacían que su pelo rubio se le cayera, estaba muy triste, un último mensaje me decía que estaba un poco mejor, luego no he sabido nada.

Genevieve desapareció en París con Juliette un fin de semana, cuando fue a participar en un supuesto cortometraje, luego que su madre me escribió muy alarmada preguntando por ellas, tampoco la familia de Juliette tenía noticias, nada más se supo,  desaparecieron en el aire parisino, la policía francesa fue incapaz de encontrar ninguna pista o no quisieron hallar nada.  El principal destino del tráfico humano en Europa es la Gran Bretaña, pero este proviene usualmente de los países de Europa del Este, hacia Londres. Pero parece difícil que jóvenes francesas, educadas, hablando inglés, las fueran a enviar a un destino tan cercano. Un agente retirado de un servicio investigativo de mucho prestigio, me dijo que había la posibilidad que las hubieran sacado de Francia, la otra posibilidad era peor, después de usarlas, las habían matado.  De la otra francesa, Madeleine, recibí un mensaje que estaba por Alemania, que se hallaba embarazada, luego de más de un año no he vuelto a recibir noticias de ella.

El destino de las mujeres abusadas proyecta un manto de desgracia sobre ellas, quizás sus reacciones al dolor interno, tratando de salir de este, su desesperación, su imposibilidad de olvidar las llevan a circunstancias azarosas envueltas de peligro, a veces mortal, también las múltiples violaciones sin protección pueden ser las causas de sus enfermedades.  De pronto miré a mi alrededor, ellas habían confiado en mi para exponer sus historias, su dolor, las injusticias de sus abusos, el silencio y la impunidad en que se mantiene este tipo de acciones, y me di cuenta entonces que no quedaba nadie.  Me vino a la mente una vieja novela de Agatha Christie, aunque ahora demasiado cercana,  And Then, There Were None…