Amar es poder contemplar 
lo que hay más allá
y escapar sin esfuerzo
de nuestra severa prisión.

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Todo cuanto creemos fuera
lo tenemos dentro,
el Universo entero
somos nosotros.

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El valor de un ser humano,

como todos los valores,

es un atributo ficticio,

no hay realidad alguna en él,

no nacemos para valer

sino para vivir y gozar,

para amar y ser libres,

quienes nos tasan quieren

quitarnos el orgullo

para hacernos sus esclavos,

con astucia, nos imponen

su mentira sin sentido,

yo a ti no te amo

por lo que dicen que vales,

nada me importa

la altura que dejen que tengas,

te amo porque vives,…

Yo no quiero gustar a todos,

no para todos escribo,

al hombre frío que lee

con ojos de erudito,

yo no quiero gustarle,

al indolente egoísta

al que no cambia ningún libro,

yo no quiero gustarle,

al frívolo deseoso de banalidades

para entretener su sórdida vida,

yo no quiero gustarle,

no quiero gustar a los poderosos,

a los jactanciosos, a los soberbios,

a los hombres de alma cruel,

a los que buscan esclavos,

a los…

A Luis Martínez Trasviña

El valor de un ser humano
depende de quién le mire,
habrá quien mucho le admire
o le tenga por hermano
y quien lo contemple ufano
o con profunda aversión
creyendo su condición
de ínfima categoría; 
cada tasador se guía
oyendo a su corazón.

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Ni en tu pecho ni en el mío,
se refugia la mentira
pues nuestros pasos van
tras la felicidad y el bien
cargados de valor
por el sendero recto de la verdad.

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¿Dónde están
los límites de un corazón,
dónde acaba,
dónde perecen sus fuerzas,
dónde fracasa su poder
para que lo menospreciemos?
¿Qué alcanza en el Universo
la vastedad y el ímpetu de un sentimiento
para que queramos tasarlo
con alma de mercader?

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Hondo hiere el desprecio
en el hueco de mi adentro,
como la traición de un hermano,
como el golpe de un verdugo,
como la sombra de la muerte,
como el frío del olvido,
como un destierro de los otros,
como un helado invierno
que fuera para siempre.

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A María Elizabeh Alderete

En mi vida, largo tiempo

he soportado suplicios

que sufría resignado

como si fuera un castigo,

mis días eran amargos

no me sentía querido,

pensaba que me creían

los otros muy poco digno,

me hería la humillación

aun sin que hubiera motivo,

cargaba con el estigma

de quien no es reconocido,

el escarnio me golpeó

muchas veces siendo niño,

arrojaron sobre mi alma

los agravios más…

Mi corazón ve su derrota
en todos los concursos de corazones,
la autoridad competente
nunca le otorga el primer premio
no le dejan ganar
su orgullo y su honestidad,
yo no quiero la palma
en esas competiciones
vivo para la verdad
y me preocupa muy poco
el ruido del mundo.

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A Isabel Cosin 

     -Señores, a mí no me ha gustado ninguno de los concursantes -dijo un crítico en el tribunal donde se iba a decidir un premio de poesía-, no he leído más que cursiladas, todo sensiblería barata, no hay un solo aspirante con el espíritu disciplinado y sensato, son todos tan bobos que se limitan a hablar de sentimientos y estupideces por el estilo. Propongo que se declare desierto el premio.

     Pero uno de los miembros del tribunal, dijo entonces,…

Mis ojos no te escudriñan,
no rebuscan en ti,
no te analizan y evalúan,
te abarcan toda,
de una pieza,
sin pararse en detalles
pues, cuando te miran,
todo lo ven hermoso,
todo lo disfrutan,
todo lo aman sin límite.

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Hacia ti, conducía mi camino
solitario y libre,
hacia ti, me llevaban
mis ansias de vastedad,
el presagio de ti alentaba mis pasos
en medio de la tiniebla,
eras tú
mi término y mi cumbre,
mi causa y mi finalidad,
la plenitud de mi condición,
la explicación
de cada recoveco de mi alma.

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Estás
en la base de mi dignidad
y en la cumbre de mi gloria,
eres lo más cercano
y lo más desconocido,
eres sencilla hermana mía
y sublime diosa que me ensalza.

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     Pensaba hasta ayer seguir extendiendo este poemario hasta más allá de los trescientos poemas porque el carácter prolífico de mi producción me obliga a que mis libros de poesía sean muy extensos pero he decidido dejarlo en las doscientas veinte piezas porque ha ocurrido un pequeño incidente que ha hecho que mis poemas de amor cambien en un detalle a partir de ahora y se me hace necesario concluir ya el libro para comenzar mi nueva etapa con más desembarazo.

     El suceso de que…

Todo en ti es esencial,
todo, libre, todo, vivo, todo, insólito
como en una ola que se desliza,
como en el cielo de la noche,
como en un corazón bondadoso,
como en la justicia que triunfa.

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Muéstrame lo mala que eres,

deja de maquillar

la verruga de tu nariz,

te quiero perversa,

malvada, cruel, despiadada,

eres una arpía, una bruja, un demonio,

eres un bicho, una fiera,

no tienes doma, gozas con mi sufrimiento

pero tus suplicios son puro placer,

quiero que me atormentes

como solo tú sabes hacerlo,

que me castigues, que me sometas,

que me reduzcas y domines,

mándame, sojúzgame,

sujétame,…

Como el sol del invierno,
aun en su tibieza y debilidad,
derrite la escarcha
volviéndola perla líquida
que, proteica, corre por la hoja
para precipitarse en tierra,
así también, el corazón de los hombres
encuentra en su seno el calor
para asumir el mal
y combatirlo con la docilidad.

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A mi amada

     Desde que comenzó a ser víctima de la enfermedad mental, sus estudios antropológicos habían caído en desprestigio, los círculos científicos mostraban su renuencia a admitir la autoridad de sus nuevos libros, sus opiniones ya no valían porque se le consideraba un estudioso capaz de dejarse influir por las emociones como si, para decir qué es un hombre, se tuviera que carecer de alma.…

¿Y si, apartando a un lado mis intereses,

olvidándome de la lógica,

decepcionando a los que me quieren

y enfrentándome a los que no me quieren

y me reprochan debilidad

o creen que mi actitud es artera,

digo que dudo de mí?

¿Hay mal en decirlo

si es la verdad de mi corazón?

¿Tengo que negarlo

tres veces antes del canto del gallo

si la raíz de mi aliento

está empapada de incertidumbre?

¿Y si extremo la audacia

de mi…