Cómo quisiera decirte algo que llevo aquí dentro

Concierto de Los ángeles negros en El Palomar

Por Jesús Chávez Marín

El 28 de marzo de 1968, el guitarrista chileno Mario Gutiérrez tuvo dos ideas brillantes que años después lo harían millonario y lo llevarían a viajar por el mundo: escuchó en Chillán a un joven cantante de voz muy hermosa y lo contrató de inmediato para que fuera vocalista de su grupo de rock y, segunda, le dio un giro a su show para formar un sonido con un nuevo nombre: el de Los ángeles negros. El nombre lo inventó Sergio Rojas, otro de los músicos. Aquel cantante, que ahora es una leyenda impresionante, era Germaín de la Fuente, o más bien, es, porque todavía vive, aunque ya no forma parte de la compañía.

Los ángeles negros tuvo éxito inmediato, se la pasó dos años ganando concursos de música vocal primero en su propia tierra, la provincia de Ñube en San Carlos, luego en toda la región del Biobío en Chile, y en toda aquella república; muy pronto iniciaron giras internacionales por Latinoamérica. Un ejecutivo de Discos Orfeón, con sede en México, les grabó su primer disco, Porque te quiero, con el que no pasó gran cosa, pero el segundo, Y volveré se fue de inmediato a las nubes del Hit Parade y de allí no lo ha bajado nadie, hasta la fecha. Ahora es un clásico que navega airoso por los portales de internet.

La receta era algo semejante a la de los grupos de su tiempo: traducir al español canciones italianas, francesas y norteamericanas y hacerles arreglos de sonido latinoamericano y rockero, lo que ahora se conoce como fusión de balada + metal + cumbia. El resultado fueron canciones que ahora son himnos de toda una generación: Murió la flor, Déjenme si estoy llorando, Cómo quisiera decirte, Debut y despedida. Algunos de los músicos del grupo también escribieron sus propias canciones, el mismo Germaín de la Fuente es autor de tres de las más pegadoras.

La curva del éxito fue vertiginosa y alcanzó alturas delirantes, pero las curvas tienen su bajada. En 1974 Germaín renunció para hacerse vocalista y, a pesar de su voz tan original y bella, no la armó. Muy pronto se dio cuenta del fracaso y para sortearlo formó su propio grupo llamado Germaín y sus ángeles negros, grabó algunos discos pero todo siguió por las mismas. Y es que Mario Gutiérrez tenía muy claro su concepto musical: de inmediato puso de vocalistas a cantantes que tuvieran una tesitura musical semejante a la de Germaín de la Fuente y los puso a cantar igualito y santo remedio: Los ángeles negros siguieron como si nada. Ya sin el éxito intenso y volátil de antes pero ya consolidado como una bien organizada compañía musical, que además cuida mucho su valor artístico, que nunca ha declinado. Con esa fórmula han circulado varios vocalistas, los dos actuales, Antonio Saavedra y Mauricio Ruiz, cantan igualito al Germaín de los años setentas.

El lunes 9 de octubre pudimos oírlos en su plenitud en El Palomar, como parte de los festejos del Festival Internacional de la ciudad de Chihuahua, gracias a la buena gestión del Instituto de Cultura del Municipal de Chihuahua y a dos mujeres de gran visión ejecutiva: Alejandra Enríquez, directora, y Maru Campos, presidenta municipal.