El trabajo mantiene activas nuestras mentes, nos evita problemas, ya que cuando no lo hacemos nuestras manos están ociosas y es entonces que los fantasmas convierten a nuestra mente en su patio de juegos favorito. Al principio el ocio puede parecer necesario, con sus problemas y diversiones. Todos necesitamos tiempo libre para pensar en otra cosa que no sea el trabajo, aunque en ocasiones signifique pensar en algo que suene un poco aterrador. Apartarse de él es la única forma de tener perspectiva, y cuando logramos tenerla, recordamos donde deben estar nuestras manos y cambiamos.

Aunque con frecuencia decimos cosas como: “la gente no cambia”, y los científicos enloquecen, porque este es literalmente lo único constante en toda la ciencia. Energía, materia, siempre están cambiando, transformándose, fusionándose, creciendo, muriendo.

Lo que no es natural es el modo en que la gente trata de no cambiar. La forma en la que nos aferramos a cómo eran antes las cosas, en lugar de dejarlas ser como ahora son, y cómo nos aferramos a recuerdos antiguos en lugar de crear nuevos.

Tampoco lo es la manera en la que insistimos en creer, a pesar de todas las indicaciones científicas, que todo en esta vida es permanente, el cambio es constante; cómo experimentemos el cambio depende de nosotros, se puede sentir como la muerte, o como una segunda oportunidad.  Si abrimos los dedos, soltamos lo que presionamos, nos dejamos ir; se siente como adrenalina pura, como si en cualquier momento fuera a llegar otra oportunidad, como si en cualquier momento, fuéramos a nacer de nuevo.

Pero qué estoy pensando, a mí ni me gustan los cambios. Cuando una célula normal se convierte en algo maligno se llama transformación celular, las células se vuelven tóxicas justo frente a nuestros ojos, así que en lo que a mí me concierne, la transformación es terrible. El cambio es algo curioso, no todos pueden manejarlo, puede llegar sorpresivamente.

Las cosas no son lo que eran antes, nos damos cuenta que el suelo debajo de nosotros se ha movido, todo es incierto y no hay marcha atrás, el mundo que nos rodea ahora es diferente, está irreconocible y no hay nada que hacer al respecto, estamos inmóviles, el futuro nos mira de frente y nos estamos seguros de que nos guste lo que vemos.

Duele, los cambios duelen. Hay algunas sensaciones que se reúsan a desaparecer, son pequeñas distracciones que murmuran en nuestros oídos, algunas cosas penetran bajo nuestra piel y por mucho que queramos, no podemos hacer a un lado nuestros instintos. Es como dicen: “siempre sigue tu intuición”.

La intuición… no estoy segura de creerlo: ¿pueden dos personas ser una para la otra?, ¿haber nacido para amarse?, ¿ser almas gemelas? Sería lindo que fuera verdad, que todos tuviéramos a alguien esperando, y nosotros esperar a ese alguien. Tal vez si lo creo, si hay parejas que nacieron para amarse, ¿por qué no creerlo?, en realidad, ¿quién no quiere más romance en su vida?, tal vez dependa de nosotros que sea posible. Estar ahí y ser el uno para el otro, al menos así sabríamos con seguridad, si somos el uno para el otro, o no.

Mmmmmh, sueñas, creo que sería muy difícil. Existen diferentes características entre el cerebro femenino y masculino, los cerebros femeninos tienen un hipocampo más grande, lo que generalmente les confiere mejor retención y memoria. Los cerebros masculinos tienen una corteza parietal más grande que ayuda a defenderse de un ataque. Los cerebros masculinos enfrentan los desafíos de forma diferente a los femeninos. Las mujeres están condicionadas para comunicarse a través del lenguaje, los detalles, la empatía; los hombres, no tanto.  No significa que sean menos capaces de sentir emociones, pueden hablar de sus sentimientos, es solo que, la mayor parte del tiempo, prefieren no hacerlo.

“Sé hombre”, la gente lo dice todo el tiempo, pero ¿qué significa eso?, ¿se trata de fuerza, de sacrificio o de ganar?, tal vez sea más simple que eso: se debe saber cuándo hacerse a un lado. A veces se requiere que un hombre verdadero haga a un lado su ego, admita su error, y simplemente, empiece de nuevo.

Porque la vida es un regalo, hay que aceptarlo, no importa lo desordenada o dolorosa que parezca ser. Algunas cosas van a resolverse como si eso estuviera destinado a suceder, como si así estuvieran destinadas a ser, como si el mundo no pareciera ser al azar. Pero ¿qué tal si algo que dije o hice hubiera hecho que todo se derrumbara?, ¿y si hubiera elegido otra vida para mí o a otra persona? Tal vez no nos habríamos encontrado, y, ¿si me hubieran educado de otra forma?, ¿si mi madre no se hubiera enfermado?, ¿si yo hubiera tenido un buen padre?, y si, y si…

¡Ni al caso!, los investigadores actualmente trabajan para hacer un mapa del cerebro humano tal vez sea el mapa más complejo jamás creado, miles de millones de neuronas haciendo billones de conexiones. A primera vista parecen ser completamente aleatorias, pero no hay nada aleatorio en ellas, todas esas conexiones tienen que darse en un patrón específico, diseñado para una función, esas conexiones determinan todo en nosotros, lo que amamos, lo que odiamos, lo que decimos, lo que hacemos.

Estamos empezando a aprender lo que hacen las conexiones cerebrales, hasta donde llegan, y qué tan profundas son, pero sabemos que cada conexión importa, cada conexión es crucial y cuando una se rompe generalmente significa que se ha causado un daño. Este sistema de conexiones nos obliga a actuar, elegir y comportarnos, a veces, al parecer, contra nuestra voluntad, pero no es aleatorio en lo absoluto, es el mapa de quiénes somos, cómo funcionan nuestras conexiones y cómo todas las piezas encajan. Si esto llega a suceder, solo algunos tendrían acceso a conocer su mapa cerebral, lamentablemente.

Los lamentos…, ¿cuáles son las cosas que lamentamos?: una endodoncia, una auditoría del fisco, café derramado sobre nuestra ropa. Cuando sucede algo realmente terrible, le suplicamos a un Dios en el que no creemos que nos devuelva los pequeños horrores y se lleve esto. Ahora parece insignificante, ¿no es así?, la inundación en la cocina, la hiedra venenosa, la pelea que nos deja temblando de ira. ¿Habría ayudado si hubiéramos sabido lo que iba a pasar?, ¿nos daríamos cuenta que eran los mejores momentos de nuestra vida?

La vida…Todos hemos oído esas palabras: reducir, optimizar, integrar, adaptar, todos los días se inventa una nueva estrategia, herramienta o tecnología para aumentar nuestra eficiencia, la idea es facilitarnos la vida, pero la duda es: ¿lo hace?, creo que…

− ¡Mariana!, ¿de nuevo metida en tu cabeza?

− ¡Ay, me asustaste!, no te sentí llegar.

 − Ya lo sé. Se escucha hasta la calle el ruido de los engranes de tu cerebro dar vueltas y vueltas. Salte ya de ahí, anda vamos a caminar, tengo que contarte el chisme de hoy.

− Sí, esa manía de estar en mi cabeza, un día de estos no encontraré la salida. Invítame un café y me cuentas.

-Por supuesto…