EL DISEÑO.

                                                                                                  Por J. I. VELASCO MONTES.

Era una mesa enorme y ocupaba el centro de la sala de diseño. Sobre ella, fija con chinchetas, se encontraba el esquema del chip a punto de terminarse. Sobre la pared, en un lateral, sujeto a un cuadro de corcho, el esquema de bloques mostraba la idea general del circuito integrado. En un rincón, el avanzado ordenador mostraba en la pantalla docenas de líneas de colores y signos electrónicos. Una suave música llenaba con sus notas el amplio espacio.

Repantigado en una cómoda butaca de alto respaldo, Luis miraba pensativo la pantalla. A ratos sus manos recorrían el teclado cambiando líneas, haciendo cruces entre ellas, añadiendo condensadores, variando valores de resistencias y colocando el signo del transistor que quedaba unido a tres líneas de distintos colores. De vez en cuando, satisfecho, sacaba por impresora una pantalla y dibujaba sobre el gran plano del chip el nuevo segmento de diseño y comprobaba todo con el simulador.

Poco a poco, los postreros retoques del chip iban quedando plasmados sobre la enorme hoja de papel carbón que ocupaban la gran mesa.

El teléfono repiqueteó alegremente. Luis lo tomó colocándoselo sobre la oreja.

--¿Sí? -- y quedó escuchando con atención.-- ¡De acuerdo, tomo nota! -- aceptó Luis y empezó a escribir sobre una libreta -- De modo que la salida del Circuito Integrado (I.C.) debe tener las sesenta patas acordadas, de tres centímetros de larga cada una y dispuestas en cuatro coronas concéntricas que ocupen un área de 2.5 centímetros cuadrados. La sección de los pines debe ser cónica y en la misma aleación que ya hemos usado...—

Luis escribía y dibujaba con rapidez.

–... la primera corona, la más exterior del chip, es de 6 x 4 pines; la segunda es de 5 x 4...

Escuchó durante un rato las instrucciones del famoso neurocirujano con el que compartía el I.C. Ya habían tenido un gran éxito con el primero. Los ciegos habían empezado a ver con una micro-cámara y un chip, diseñado por ellos, insertado en la región occipital. Pero el integrado inicial, fruto de la labor de muchos años de investigación y pruebas, sólo les permitía ver en blanco y negro y con algunas claras deficiencias. En la segunda generación de I.C. se lograron grandes mejoras. El actual, de tercera generación, les iba a permitir ver, –al menos eso esperaban– en color y con sensación de relieve con una nueva micro-cámara doble que se estaba fabricando para el nuevo chip.

Luis volvió a sentarse ante el ordenador. Cambió el programa por uno de C.A.D. y se puso a dibujar el aspecto externo del I.C. con las instrucciones del neurocirujano. A la pastilla de cerámica especial le fue colocando los pines de salida que se clavarían en la masa cerebral del invidente tras trepanarlo y localizar el sitio exacto de ubicación.

La imagen en la pantalla giraba y los brillantes puntos de los pines se convertían en agudos pinchos dispuestos en una cuádruple corona. Fue retocando, girando la imagen y ajustando la simetría de los pines hasta que éstos quedaron perfectos.

Encendió un pitillo e inhaló el humo con satisfacción mientras el plotter sacaba el dibujo del chip en varias posiciones y en la escala acordada. Finalmente envió el dibujo a fábrica para que hicieran una maqueta para las primeras pruebas del neurocirujano sobre un modelo anatómico de una autopsia aceptada por la familia del occiso.

Luis se volvió a sumergir en el diseño interior del chip. Tenía un problema final de impedancias en la salida del bus que controlaba la "crominancia" y que, de momento, en el simulador afectaba a los "rastes" de colores.

Cambio valores, introdujo nuevos transistores, e hizo diversas pruebas. Los resultados en el simulador iban mejorando. Cambio mini tensiones e introdujo choques hasta que la imagen del simulador era perfecta.

-- ¡AH! --Gritó--. ¡Al fin había terminado el chip!

El sonido del timbre le sobresalto. Despertándose apagó el reloj y se incorporo desperezándose. Luego se dirigió a la ducha para acabar con el sueño y la pereza.

Poco después, ya desayunado, se sentó a la mesa de estudio y abrió el libro de Electrónica Avanzada dispuesto a empezar un nuevo tema. Al fin iba a saber cómo era un transistor y en qué forma funcionaba.

 Y se sumergió, concentrado, en el fascinante mundo de las uniones N y P.

 F I N

                                            Marbella 03 / 09 / 2017.