EL SALTO BLANCO DE BETULIA Y SU HISTORIA

El Salto Blanco está ubicado en el bello municipio de Betulia Santander Colombia, es una hermosa cascada conformada por una caída de agua a unos 180 metros de altura. Hermoso lugar de atractivo turístico que mezcla el paisaje natural con la refrescante cascada que se desliza por entre la arboleda dando una imagen de frescura y paz.

Al llegar a suelo firme se integra en una deliciosa y cristalina quebrada con una indescriptible transformación como si ocultara un secreto difícil en descifrar. Efecto dado en el preciso momento que sus visitantes gritan, hablan en voz alta, hacen ruidos fuertes o bambolean pañuelos blancos. Inmediatamente como por arte de magia emerge de sus adentros numerosas nubes que se agolpan a su paso dando un ambiente enigmático y la sensación de estar en una película de ciencia ficción, lo cual hasta el momento ha sido indescifrable su efecto y origen.

¿PORQUÉ SE LLAMA SALTO BLANCO?

El Salto Blanco lleva su nombre en honor a Monseñor Evaristo Blanco Otero.

Transcurría el año de 1.905 cuando la parroquia San Bernardo Abad de Betulia pertenecía a la diócesis del Socorro según circunscripción eclesiastica y decreto del papa León XIII. Siendo Obispo Monseñor Evaristo Blanco Otero oriundo de San Miguel Santander, para quien la educación y la investigación eran parte fundamental de su programa eclesiástico. Desde su estadía en el seminario mostraba interés por el estudio de fenómenos sobre-naturales. En una de sus visitas a Betulia, le llamó la atención todas las historias tejidas en rededor de la cascada de agua ubicada en la parte rural cerca al pueblo, llamado en aquella época de diferentes formas: “el salto maldito”, “el salto embrujado”, “la chorrera embrujada” y otros nombres alusivos al misterio.
Monseñor escuchaba con atención los feligreses narrar las historias del lugar, e intrigado por conocer más a fondo sobre el tema los escuchó uno a uno como si fuese un rito de confesión. Comentarios del lugar encantador y mágico donde se tejían mitos, leyendas, tesoros y espantos en sus aguas. Decían que los viernes santo cuando la visitaban de noche se observa una manada de aves blancas volando y peces dorados nadando. Una sirena que sale llorando a la orilla y con el ruido se sumerge en sus aguas y al acaecer la noche se vuelven rojizas. Una pata de oro con sus paticos aparecen en sus aguas y cuando las personas se acercan a tocarlos se desaparecen por arte de magia. Razón por la cual desde hace cientos de años existe el mito que dentro de sus aguas se encuentra un gran tesoro oculto por las tribus que habitaron estas tierras.

Fue tanta la intriga de Monseñor por conocer el lugar, que decidió organizar una nueva visita al pueblo en tiempo de sus vacaciones dada la amistad que tenía con el padre que ejercía en Betulia a fín de hacer un exorcismo, ritual, oración personal y despejarlo de toda la brujería que poseía, acto que debería ser muy reservado y no quedar registro escrito sobre ello por llevarse a cabo en su tiempo de descanso.

Dejó encomendada la tarea a su gran amigo y sacerdote de la parroquia el padre Ignacio Vicente Díaz; quien organizo para finales de octubre de ese año el evento, coincidiendo la fecha de su cumpleaños e invitó a un grupo de ciudadanos de varios sectores y veredas reconocidos del pueblo. Sólo fueron hombres los invitados , se trataba de un ritual de exsorcismo muy secreto. Hicieron presencia el señor Alcalde don Antonio Quijano Ardila, don Felipe Sánchez, don Justiniano Serrano Rueda, Felipe Navarro, Francisco Antonio Rueda Prada, Isidro Sarmiento, Rufino Navarro, Isidro Carreño, Esequiel Prada, Antonio Pinilla Prada, Emigdio Prada Serrano entre otros quienes aportaron los caballos para la comitiva eclesiástica que inició el recorrido junto a los acompañantes para bendecir y quitar toda maldición posible.
Fue una caminata en horas de la tarde con mucho fervor y oración. Al llegar a la cascada Monseñor Evaristo y el Padre Ignacio Vicente realizaron todo el ritual dado en estos casos, mucha oración y la bendición de esta hermosa riqueza hídrica natural dónde sus turbias aguas se convirtieron en corrientes frescas y cristalinas aptas para el riego de plantíos y consumo humano..
Aparte de ser un momento único de integración, compartir y degustar un piquete que las esposas habían preparado y empacado cómo fiambre, también fue un espacio de oración, plegarias y devoción que alejaría cualquier maldición o apariciones sobrenaturales. Desde ese momento ningún morador del lugar volvió a ver algo extraño en la cascada bendita a la que le dieron el nombre de "cascada Evaristo Blanco"

Pasados 10 años de la bendición, a mediados de Octubre de 1915 y ejerciendo como sacerdote de la parroquia el padre Justo García se vió por primera vez el fenómeno más extraño brotando de la cascada y dirigiéndose con ligereza al pueblo para atraparlo en su manto. Por arte de magia todo el casco urbano quedó envuelto en un centenar de nubes que emergen desde ese lugar arropando las blancas torres de la antigua Iglesia, el parque y casas aledañas. Todo estaba invadido de nubes que parecían copos de algodón danzando en el aire como haciendo reverencia al cielo. Algo insólito jamás visto en el pueblo, cómo si fuese el presagio de algo por suceder.

A pocos días del suceso el Padre Justo conoció la triste noticia sobre la inesperada muerte de Monseñor Evaristo Blanco, quien a sus 50 años de edad, muy joven por cierto, había fallecido el día 15 de Octubre precisamente la fecha en que las nubes envolvieron el pueblo como en son de alabanza. Muy conmovido lo comunicó al pueblo a sabiendas del aprecio que le manifestaban a Monseñor, y de esa forma se fueron tejiendo centenar de conjeturas en torno a esas nubes que decían era el legado que había dejado en aquellas tierras ante el aprecio y amor que sentía por la cascada. En todos sus viajes pastorales y no pastorales a Betulia dedicaba un rato para ir a bañarse en sus aguas, contemplar en silencio el paisaje y orar a Dios por las bendiciones dadas.

Los betulianos se acercaban al lugar y gritaban en voz alta el nombre de "Monseñor Evaristo Blanco" e inmediatamente salían a flote las nubes y por eso comenzaron a llamar el lugar como "El salto Evaristo Blanco" y con el tiempo se dieron cuenta que las nubes emergen no solo con mencionar ese nombre, sino con cualquier grito o mensaje en voz alta que cerca al lugar se mencione y decidieron llamarlo de una forma más rápida y fácil "El Salto Blanco” en honor a quien bendijo y limpió el lugar del embrujo que tenía. Pero al parecer -nos dejó un maravilloso encanto como recuerdo en el pueblo, las blancas nubes que aparecen y desaparecen, haciendo honor a su apellido Blanco-. y en todos los Octubre mes de su nacimiento y muerte el fenómeno de las nubes es más notorio que en el resto del año.

Hasta el momento ningún científico o meteorólogo ha podido descifrar el ¿porqué de las nubes cuando escuchan ruido o se baten pañuelos blancos?
De allí se les distingue a los Betulianos con el apodo de "Los Traga nubes" porque tan pronto los moradores o turistas la visitan y gritan frente a ella estas se esparcen por todo el perímetro urbano envolviendo en su totalidad calles y fachadas de las casas, como queriendo entregar una parte de la comida a cada uno de sus habitantes.

Sus aguas fueron represadas para la construcción de la primera planta de energía eléctrica del municipio en el año de 1.961 siendo alcalde el señor Aníbal Rueda razón por la cual el Salto Blanco había perdido gran parte de su caudal, pero se ha ido recuperando notablemente a través del tiempo y hoy disfrutamos una de las bellezas naturales más hermosas que tiene nuestro departamento de Santander.
Autor: Emna Codepi #emnacodepi
Fragmento del libro "Las callecitas de mi infancia"