Albert Einstein y Robert Oppenheimer, considerados como dos de las …Hay algunas cuestiones que los científicos nunca se cansarán de investigar. Una de ellas es el cerebro humano, especialmente todo aquello que tiene que ver con la inteligencia y la “genialidad”. La publicación de un artículo reciente va en esa dirección, tratando de entender qué hace más inteligente a las personas con un mayor cociente intelectual (C.I.). Y la clave parece estar en los detalles.
Según explican los autores del artículo, las personas con un alto C.I. son mucho más capaces de discriminar la información, decidiendo cuál es importante y cuál no. Cuando nos enfrentamos a cualquier situación, tenemos a nuestro alcance dos tipos de estímulos.
Por una parte está la información de fondo, aquello que se sitúa en un segundo plano y que resulta menos importante. Y por otra están los hechos relevantes, los que pueden afectarnos y a los que tenemos que responder. Las personas con mayores capacidades para eliminar la información de fondo y centrarse en los detalles importantes tienen una clara ventaja sobre el resto.
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Hasta ahora, se pensaba que lo que marcaba la diferencia entre las personas con alto C.I. y las demás era la velocidad. Es decir, que las personas más inteligentes eran simplemente más rápidas a la hora de procesar la información. Pero el experimento realizado ha demostrado que la rapidez no vale de nada si no se elige en qué centrarse.
Pero, ¿cómo se ha realizado el experimento? Para poder llegar a conclusiones tan claras, la mejor opción es basarse en estudios sencillos. Siguiendo esta idea, los investigadores diseñaron un experimento muy concreto que no pudiese dar lugar a equívocos.
En el estudio tomaron parte varias personas con distintos C.I., pero que se podían separar en dos grupos: valores normales y valores altos de inteligencia. A todos ellos se les puso la misma prueba: en una pantalla, se veían distintas barras de color blanco o negro, y los individuos debían decir hacia dónde se movían. En función de lo bien que fuesen respondiendo, se iba cambiando el tamaño de las barras.
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Como era de esperar, todas las personas del ensayo tenían mayores dificultades para saber hacia dónde iban las barras más grandes. Lo interesante era que las personas del grupo de mayor C.I. eran las que peor lo hacían.
La explicación biológica de este hecho hay que buscarla en los primeros momentos de nuestra evolución. Cuando la especie humana estaba desarrollándose, los individuos vivían inmersos en un ecosistema que presentaba muchos peligros. Y la gran mayoría de ellos se podían evitar si se centraba la atención en los detalles y no en la información de fondo.
Esta noticia me la hizo llegar el Dr. Alberto Gracía Redondo.
http://es.noticias.yahoo.com/blogs/apuntes-naturaleza/la-clave-la-g...á-en-los-detalles-085214251.html
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