©2014 by Ismael Lorenzo

No, no lo había dicho antes, porque en este apartamento de este balneario demasiado lujoso y de gente poco amistosa, nada más permiten un gato, pero confieso que tengo unos cuantos. Y para completar mi problema familiar,  Felipito, el más joven y hablador de mis gatos, le encanta ver las noticias televisivas y ahora quiere meterse en la política, desde que ha visto el éxito de los gatos Morris en México y Stubb en Alaska, él quiere probar también en la política. Donald, otro de mis gatos, muy enojado le ha dicho que la gente honesta no se mezcla en política, y Felipito le ha contestado que él no es honesto, qué horror, me ha dejado sin habla, no sé qué decir.  Quiere ser el próximo alcalde de este balneario.  Sé que no puede hacerlo peor que los que han estado siempre en eso, pero no me acaba de gustar ese ambiente. Donald le ha retirado su palabra.

Hoy es un día de sustos, ahora estaba en el supermercado comprándoles comida a todos ellos, comen más que yo, sin exagerar, y mi cell suena, cuando respondo me preguntaron por mi nombre completo, me erizé, pensé que era una agencia de cobros que me había localizado para tratar que pague mis deudas atrasadas, pero no, solo era de la oficina de uno de mis médicos para recordarme que tenía una cita más tarde, me viene de lo mejor, porque tengo que consultarle algunas cosas, este no es el del asma, que ya sé como resolverla con las inhalaciones del Olor Bienhechor que no he podido hacer, pero es un especialista que me cae como anillo al dedo, pues estoy muy preocupado con unas pastillitas que tomo, les consulté a mis amistades médicas y me dijeron que no, que chocaba con otras cosas, que me dedicara a mis gatos, esa última gracia no me resultó graciosa.

Pero este médico es mucho más serio, vamos a ver si me ayuda. Ahora voy hacia allá, la consulta queda al final de una transitada avenida,  a unas cuadras del mar, voy caminando rápido porque los últimos encuentros que he tenido por aquí no han sido nada buenos, el sol de mediodía se siente fuerte y molesto, ahora veo pegada a una pared a la chica de la cabellera larga que siempre está mirando al suelo buscando Pesetas, me da pena, todos los días me tropiezo con ella y de noche también, aunque entonces usa una linternita, al pasar por el lado de ella oigo que ella dice algo como ‘Je suis une bonne personne’, no sé qué dirá con eso, porque desde los condenados a muerte hasta todos los que están en los ‘Centros de los que hablan con los pajaritos’ (antes los llamaban ‘sanatorios mentales’) repiten lo mismo. Y después de haber dicho esas palabras, sin dejar de mirar hacia abajo buscando sus Pesetas, extiende la mano con un índice arriba, no sé lo que significa, si es que quiere que le regale una Peseta, o que es muy fina y no quiere sacarme el dedo del medio porque se enteró de mis comentarios en Facebook donde me burlaba de su búsqueda y saca solo el índice, o es que me está pidiendo un... eso mismo... en fin, enigmática, lo que sea sigo mi camino sin detenerme, que mis últimas experiencias no han sido nada buenas por acá.

Acabo de llegar a la consulta del médico, pero todavía estoy pensando en la chica de las Pesetas y el dedito sacado, qué querría decir...

Lo único que me consuela hoy es que al salir me encontré con ‘Bella’, echada a mi puerta esperándome, ella es una gata de mi vecina, pero es bella como su nombre y cariñosa, he tratado que mi vecina me la regale, si ya tiene más de veinte, escondidos por supuesto en este edificio donde solo se permite uno, pero nada de eso, hasta se molestó, tiene su mala leche.

A ‘Bella’ le tengo mucha lástima también porque es muda, no emite sonido, ni un miau ni ronronea, abre la boca y no puede, solo pone las paticas en el pecho. No es como Felipito que se pasa todo el día pidiendo comida, aunque él dice que es practicando para sus discursos políticos y que será un alcalde muy popular.