PASIÓN Y AMOR CONTRARRELOJ. - 4ª parte.

4.- Entonces… ¿Qué es el amor? ¿Qué es la pasión?

          Muchas son las definiciones que se pueden encontrar del amor, pero ninguna lo indica con meridiana claridad. Según el diccionario de María Moliner: “Amor es un sentimiento experimentado por una persona hacia otra, que se manifiesta en desear su compañía, alegrarse con lo que es bueno para ella y sufrir con lo que es malo”. No está mal, pero si no fuera por el concepto de persona que integra la definición y se pudiera aplica a cosa, yo amaría a mi lápiz favorito, pues me alegro que escriba y sufro si se estropea. Pero eso, queda claro: no es amor.

           Es evidente que amor es más que lo dicho en esa definición nada definitiva e incompleta.

 Posiblemente hay que caer en el clásico e inaceptable dicho que lo definido no puede entrar en la definición, y decir que “amor es amor”, lo que tampoco aclara nada. Sin embargo, es mejor definición que aceptar otras como: “El amor es una esclavitud”, lo que justificaría otro dicho popular: “Todo el que ama no es libre, ni quiere serlo”.

           Si no podemos definir el amor, difícil se nos hace precisar ¿qué es la pasión? Pero aquí sí podemos hacer una pirueta lingüística, e indicar algo que, si no es definición, sí nos permite hacer una zapateta y soltar un eufemismo: “Pasión es el amor llevado al grado sumo de su materialización”. Y con ello, aunque amor y pasión no sean en sí mismos sexo, éste sí es uno de sus componentes, que si bien no es el más importante, sí es uno de sus aspectos más objetivos que, en ocasiones, demasiadas por desgracia, sustituye, y prostituye, el concepto de amor.

           Por tanto amor, aunque indefinible, si podemos convertirlo en una interminable lista de aspectos que lo conforman: sentimiento hacia otra persona, plenitud de atracción y deseos de estar a su lado en todo momento, para compartir, dar, --que no recibir--, ayudar, sacrificarse y gratificar con alma, mente y cuerpo y con el deseo claro de no separarse de ella hasta la muerte. E incluso así, quedan infinitos aspectos más que son imposibles de concretar.

          En consecuencia, ir más lejos, profundizar más en el tema convierte a éste en algo que, cada lector, mirando su alma, sus costumbres, sus capacidades de amar, deberá sacar sus propias conclusiones de lo qué es el tiempo, la vida, el amor y la pasión, pues nosotros, los humanos vivimos inmersos en esos factores citados, a los que debemos sumar uno no comentado, pero que forma parte importante de la vida: “el trabajo”, básico para poder, desde vivir a lograr sentir la amistad, el amor, la pasión y el sexo.

           Me queda claro que cuando algo no se puede definir, se puede recurrir a la metáfora, a la elegía o al ejemplo, que si bien no definen, al menos nos aproximará a una cierta comprensión. Y qué mejor que una historia. Un relato en el que se pueda ver, si no como es el amor, que en cada caso es profundamente diferente, sí exponer como nace, la forma en la que crece, y cómo se desarrolla. Como todas las  historias, reales o inventadas, presenta sus alegrías, sus dificultades, sus altibajos, sus renuncias, sus glorificaciones, sus rupturas y sus regresos. Como se dice en los créditos de las películas, los personajes, acciones y desarrollos son ficticios y cualquier parecido con la realidad son mera coincidencia.

                                                                                           El fin