Radiografía del mal

                                                                                                           Martha Estela Torres Torres

Muchas personas recordamos con temor a los psicópatas que aparecían en impactantes noticias y en películas de terror, aquellos personajes asesinos que vagaban en callejuelas oscuras y tenebrosas de Londres quienes eran difíciles de capturar sobre todo en ciudades cosmopolitas o en grandes urbes, ahora afortunadamente en su mayoría están recluidos en prisiones de alta seguridad y correctamente diagnosticados por los psiquiatras. 

Sin embargo en las últimas décadas se han detectado un nuevo tipo de psicópatas a quienes se les denomina psicópatas integrados, depredadores sociales, narcisistas y vampiros emocionales. Resultan ser una subespecie de aquellos personajes crueles y legendarios que ahora proliferan en el entorno laboral, social y familiar especialmente en relaciones de pareja.

Estos seres parecen ser de otro planeta, pues no tienen esencia humana solo características físicas, pero si observamos su comportamiento durante un tiempo comprobaremos con asombro que no tienen emociones genuinas, carecen de sentimientos y empatía hacia los demás.

Varios especialistas los han investigado como el canadiense Robert Hert quien ha clasificado sus rasgos que configuran una personalidad narcisista revestida por la simulación. Robert D. Hare es especialista de renombre en psicología criminal, fue también profesor emérito de la University of British Columbia donde centra sus estudios en psicopatología y psicofisiología quien después de muchos años de análisis logró implementar un test para diagnosticarlos, además sostiene que no pueden sanar ya que este perfil no es una enfermedad sino una forma de ser que puede originarse desde la infancia.

La psicóloga mexicana Pilar Muñoz confirma que el hombre o la mujer psicópata es un ser que no tiene nada de humano, es decir no tiene sensibilidad, carece de emociones, no genera empatía por nadie, es egocéntrico por naturaleza, envidia a las personas bondadosas, generosas, entusiasta, sinceras, con voluntad y carácter, las envidia tanto que primero se vuelve espejo, copia maneras, ideas, incluso emociones para hacer creer a los demás que es sensible, amable, cariñoso, pero mantiene un estado camaleónico ficticio y usa diferentes máscaras para someter primero con falsos halagos a sus víctimas de acuerdo a su propósito, después se alimenta emocionalmente de ellas, despojándolas lentamente de su autoestima.

En la entrevista que hace Eduard Punset al experto mundial en psicopatía pegunta “¿Es cierto que cientos de miles de psicópatas viven, trabajan y juegan con nosotros, por ejemplo puede ser el jefe, amigo o esposo, es posible que sigan camino hacia la destrucción, sin tener uno, conciencia de ello? A lo que responde Robert Hare: “Desde luego, es completamente cierto. Los psicópatas son muy buenos manipuladores y nosotros los consideramos astutos e ingeniosos ya que pueden engañar a otros.”

Podemos entonces deducir que el nuevo psicópata se presenta evolucionado para ser más efectivo y perverso, envuelve a sus víctimas primero con sutiles telarañas para atraparlos; lo malo es que ellas tardan mucho en darse cuenta porque en su deseo de amor, de comprensión y de cariño pretenden encontrar alguien que los proteja y los ame de verdad. Pueden pasar muchos años para que se den cuenta, en la etapa de enamoramiento solo verán si acaso algunos signos primarios de su intención ya que las van convenciendo hasta controlarlas de tal manera que se crea gran dependencia, por supuesto generada y fomentada por el psicópata, narcisista o depredador.

“EL individuo psicópata entra cuando quiere a determinado circuito afectivo,

por ejemplo puede ser el tuyo, y cuando menos te des cuenta, lenta e imperceptiblemente te irá aislando, alejándote de las amistades y familiares. Te aislará para que seas manipulable, para que accedas a sus deseos, a sus decisiones y posteriormente a sus órdenes.” Dicen los expertos que en la etapa de enamoramiento mantendrá un juego perverso, la triangulación, que puede ser verdadera o falsa e inventará una persona interesada en él, antigua novia, amante o amiga para provocarte celos. En realidad no te ama, claro que al principio te lo dirá y te lo repetirá pero en sí, no le interesas amorosamente, puede explotarte por interés, económicamente y por supuesto sexualmente. Son incapaces de preocuparse por el sufrimiento de los demás y no tienen remordimientos, culpan a los demás de sus propios errores o fallas. Se hacen víctimas de sus propias víctimas. Lo más crudo es que parecen ser personas normales que se van ganando la confianza en intimidad para concretar el engaño y como decía el escritor italiano Dante Alighieri “el peor de los pecados es la traición.” Y es fácil deducir y justo reconocer que las armas de los ofendidos pierden filo ante el arrepentimiento del culpable. Por eso las víctimas vuelven a creer porque su enemigo después de maltratarlas u ofenderlas supuestamente se arrepiente, pide perdón y promete nunca más volver a irritarse, ni a tratarlas mal, pero no va a cumplir nunca.  Actualmente se encuentran en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño. “Los peores, dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos en la política, en las finanzas como jefes o directivos. La sociedad parece no reconocerlas, muchas personas caen en sus redes y consienten por desconocer su malvada personalidad.”

Otros de los rasgos nocivos es por ejemplo el que menciona también el psiquiatra canadiense: su falta de empatía. Esto sucede cuando no se es capaz de ponerse en el lugar de la otra persona: pero más de forma emocional que intelectual. Es decir un psicópata puede entrar en el cerebro de una persona e intentar imaginarse lo que piensa, sin embargo nunca podrá comprender cómo se siente, por eso puede llegar a relacionarse social o intelectualmente, pero no considera los sentimientos ajenos y trata a las personas solo como objetos.

El psiquiatra argentino Marietán confirma: “Este tipo de personalidad se da en individuos que requieren satisfacer necesidades especiales y para ello hacen uso particular de su libertad, valiéndose de códigos propios y utilizando a las otras personas como cosas.” (Hugo Marietán, 1998. Personalidades Psicopáticas).

En el transcurso de mi vida he conocido a algunas mujeres que son maltratadas por su esposo o pareja y esto siempre me ha intrigado ¿cómo es posible que siendo personas preparadas, de buena familia y que incluso desempeñan importantes trabajos permitan una situación de maltrato y mantengan relación con personas que las agreden física o psicológicamente? ¿Por qué alguien que sufre esto continúa al lado de quien la lastima? ¿Por qué soporta humillaciones e injusticias? ¿Por qué no se rebela y actúa? Bueno, después de conocer estas personalidades narcisistas y psicopáticas comprendo a esas mujeres en lugar de juzgarlas equivocadamente. Lo que sucede es que son verdaderas víctimas de una mente perversa y egoísta como dice el psicólogo español Iñaki Piñuel. Estas personas son sometidas y subyugadas por el influjo maligno del depredador que las somete, las lastima, erosionando todo su ser. Persisten junto a su víctima para continuar extorsionándola, vivir de algún modo a sus expensas y con el tiempo, después de tantos maltratos les arrebata el alma, por ello, la víctima padece un estado vacío y desolador que tardará muchos años en sanar aún con ayuda psicológica.

Este poderoso prototipo alcanza la dominación total en la fase de denostación es cuando ya no les interesa mantener ni sostener el engaño. Obviamente, la mujer u hombre lastimado aún piensa que puede quedar cierto amor, porque obtuvieron aparentemente mucho al principio, pero lamentablemente las investigaciones dicen: la verdad es fatal puesto que nunca hubo amor en ningún momento de la relación porque lo que dijo el psicópata fue falso, lo que fingió ser y amar nunca existió, la verdad es la que presenta sin máscara en la última fase de abandono.

No hay por lo tanto ningunas persona, dentro de la normalidad a quien le guste ser maltratada; solo cuando se establece a propósito, un control, un manejo mental y emocional sobre personas generosas, genuinas y bondadosas a través de técnicas aplicadas ventajosamente por psicópatas podemos entender la sumisión, la indefensión aprendida de las víctimas a quienes por cierto el argentino Hugo Marietán llama complementarias del psicópata, hipótesis que yo rechazo categóricamente porque no es por gusto ni complicidad que las afectadas sigan sometidas a un manipulador sino son pacientes con estrés postraumático. A esta referencia acudo al doctor Iñaki Piñuel quien me parece acertado al contradecir completamente la anterior pronunciación. “Son víctimas manipuladas y dominadas por un psicópata, para nada son complementarias.” 

Ojalá el conocimiento sobre estos individuos depredadores nos pueda librar de algún modo de su conducta letal. Ojalá, identificándolos a tiempo, podamos alejarnos de su mala influencia, defender a compañeros y miembros de nuestra familia alertándolos sobre estos maléficos individuos, y por supuesto: detener la radiación maligna de su poderosa presencia a veces tan elegante y sutilmente encubierta.