Otro cuento de mi antología DESDE MI VENTANA

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- ¡Todos esos cerros están encantados! – declaró el viejo como una sentencia final que no podía apelarse de ninguna manera.

Ignacio lo miró absorto tratando de adivinar si el hombre solo decía eso para quitárselo de encima o tenía algún motivo ulterior. Entonces pensó en sonsacarle más información torciendo la dirección de la plática.

- ¿Cómo así? ¿Cómo encantados?

- ¡Ahh! Allí los abuelos y "los blancos" todavía combaten en la punta del cerro cuando sale la luna. – dijo el anciano viendo hacia el río como perdido en una ensoñación.

- ¿Y por qué peleaban? – cuestionó el joven invitando a su interlocutor para que este se explayara. Sabía cómo eran los viejos, siempre tratando de rememorar épocas pasadas, porque su abuelo era igual, hablando de cosas que ya no tenían importancia.

- Hace mucho tiempo, cuando "los blancos" vinieron, gobernaba esas tierras el cacique "Ojo de Jaguar". Tenía una hija hermosa como el amanecer, llamada "Brisa de lluvia". Ella fue la primera en avistar a los hombres a caballo, y fue la primera víctima de su maldad.

- ¿Víctima?

- Si....la "deshonraron" y la mataron como a un animal – dijo el sujeto sin emoción.

El muchacho se sintió incómodo por el tono empleado pero siguió con su interrogatorio.

- ¿Y entonces?

- "Ojo de Jaguar" enloqueció de dolor por haber perdido lo que más amaba. Así que durante los años siguientes se dedicó a matar la mayor cantidad de blancos que pudo. Luego se fue con todos sus guerreros a esas montañas para preparar su venganza.

- ¿Venganza? – remedó el joven para que la plática continuase.

- Regresó a quemar todo el pueblo, la iglesia y al final robó la imagen de Santa Lucía, que está en el altar.

- ¡Wow! Era un tipo serio, tipo Rambo.

El viejo hizo un rictus dando a entender que no estaba familiarizado con dicha comparación.

- Después todo el ejército lo persiguió por esas vastedades. Pero él fue más listo y los masacró de a poco. Al final un puñado de guerreros y "Ojo de Jaguar" se refugiaron en la punta del "Cerro del diablo".

Ignacio sabía que el viejo estaba encarrilado, al término de la historia haría su movimiento.

- ¿Y qué pasó?

- En el asalto final tuvieron que pelear cuerpo a cuerpo y hasta el último hombre, porque la lluvia mojó los fusiles de "los blancos" y no les quedó de otra que enfrentarse a puño limpio. "Ojo de jaguar" tuvo su venganza porque mató al capitán del ejército, el asesino de su hija. Al término de la lucha, se dice que él se arrojó desde el risco para reunirse con ella en la eternidad. Otros dicen que murió por sus heridas...Pero lo cierto es que aún se escuchan los ruidos de la batalla en las noches tranquilas de luna.

- ¡Qué historia!....Y entonces.... ¿por cuánto me lleva?

Rutilio Putún, lanchero y pescador desde que era un niño, se le quedó viendo al muchacho de cabello castaño que portaba aquella mochila verde de aspecto militar. La historia del cacique "Ojo de jaguar" era la que le contaron sus abuelos acerca del pasado de aquella región, pero la rememoró más en el afán de pasar el tiempo que por otra cosa. No le veía sentido a que alguien estuviera interesado en visitar aquellos charrales olvidados de Dios.

Le narró ese cuento al chico con el objetivo de aburrirlo y que lo dejara en paz. Todo el espacio de su lancha estaba comprometido para llevar los víveres necesarios para abastecer a las tienditas de los pequeños pueblos de las serranías río arriba. Y llevar un pasajero era lo que menos deseaba. Así que se le ocurrió algo para sacarse de encima a ese crío tan molesto.

- ¡Te llevo por trescientos pesos!

- ¡Hecho! – le dijo Ignacio sin negociar la cifra, debido a que  él portaba en sus bolsillos una cantidad mucho mayor.

El viejo abrió los ojos con codicia al ver el fajo de billetes, y lamentó, para sus adentros, no haber pedido más dinero.

Luego de un rato cargó la lancha con un par de cajas adicionales e invitó a Ignacio para que abordara. Después encendió el motor y minutos más tarde la barcaza, con sus dos ocupantes, desaparecía en un recodo del río.

El joven volvió a ver hacia atrás y pensó en Ilse. Pero solo fue una remembranza fugaz que descartó sin dudar. Su destino lo aguardaba, de eso, no había duda.