Una niña de 12 años

Se levanta como todas las mañanas, como si tuviera que ir a un campo de batalla, como si tuviera que obedecer al más temible de todos los dictadores o como si tuviera que nadar 200 Kilómetros a mar abierto. Se mira en el espejo y ve lo mismo de siempre; un rostro desganado, triste, abatido… que en lugar de ello debería estar feliz por esos 12 años que jamás volverán. No. Ella tiene miedo. No es muy guapa, ni tampoco muy graciosa pero es buena amiga de sus amigos; sus pocos amigos. Es tímida pero inteligente. Le gusta dibujar y leer, además de bailar y ver en la televisión sus series favoritas. Solo es ella, una niña de 12 años.

Llega el momento de irse, ella no quiere pero es lo que debe hacer. Llega a su destino en coche de su madre. “Pásatelo bien” Le dice su madre y le da un beso en la mejilla. Ella sonríe alegremente pero le inunda una tristeza inmensa en su interior a causa de esas palabras. No se lo pasa bien. Se baja y se despide con un enérgico saludo de mano. Ahí está, su pesadilla de todos los días vuelve a empezar. Al darse la vuelta y mirar hacia el edificio que tiene a sus espaldas, un hormigueo terrible comienza en su estómago que irradia tristeza y miedo, inundando todo su cuerpo, desde la cabeza hasta el dedo gordo del pie. Todas las células de su cuerpo se alborotan y ella comienza a temblar. Lo único que desea en este momento es escapar, huir lejos. Pero en cambio no puede. No tiene el valor suficiente para ello porque pese a todo lo mal que lo pase y el miedo que tenga, ella quiere aprender. Eso es más fuerte que cualquier insulto o humillación que reciba por parte de sus compañeros o compañeras.

Muchas veces piensa en plantares cara a las personas que hacen que su paso por el colegio sea un infierno. Pero ya lo ha hecho en ocasiones y no ha servido de nada, e incluso ha sido peor. La frecuencia y brusquedad de las humillaciones y los insultos aumentaron cuando lo hizo e incluso se dejó caer alguna que otra amenaza. También ha hablado con el Jefe de Estudios y les ha avisado a algunos maestros cuando la han insultado. ¿Y qué ha pasado? Nada. Absolutamente nada. Ni una sanción, ni un mísero perdón. Nada. Así que la única solución que le queda es aguantar. Peor que lo ha pasado ya no cree que volverá a pasarlo y de todas formas es todos los días igual. Ella ya sabe lo que tiene que hacer: agachar la cabeza y hacer como si no escuchara nada pero en ocasiones escucha esas palabras… y duelen. A sus padres no quiere contarles nada porque no quiere preocuparles. Ella sabe que sus padres la quieren y harían cualquier cosa para que eso no sucediera jamás pero no tiene fuerzas ya.

 Solo le queda esperar y aguantar a terminar en este colegio y cambiarse a otro. Dejar su vida de acoso atrás y ser una niña normal y feliz en todos los aspectos. Una niña que con sus defectos y con sus virtudes pueda ir al colegio a aprender tranquila sin que nadie le diga lo fea o lo torpe que es; lo jodidamente odiosa que es por sacar buenas notas; entre otras cosas aún más crueles. Sin que nadie le saque a flote sus defectos ni haga creérselos y odiarse a sí misma por tenerlos (Si no los tuviera quizás nadie la humillaría). En definitiva, ella sueña con un lugar donde pueda aprender siendo una niña de 12 años.

RP