¡Vida nueva!

                                                                                                   Martha Estela Torres Torres

Me anda buscando el hombre, dicen por ahí que me quiere mucho y que ahora se ha dado cuenta que soy su alma gemela. Quién lo diría cuando la última vez que nos vimos me gritó el desdichado que estaba mal de la cabeza y me oprimió las sienes con gran fuerza para dejarme patente su reprobación.

Me dejó temblando al oír sus palabras sin fundamento, su cólera incisiva nomás porque le reclamé unos mensajes que mandó a la licenciada y después a la contadora, aunque inventó mil cosas para disimular, según él andaba en tratos con un matrimonio de abogados para legalizar su predio, una pinchi parcelita en delimitación federal que bien se puede morir en ella.

Sí, ya me han dicho que está arrepentido y que me extraña todos los días, pero ¿cómo es posible si nunca se interesó verdaderamente en mis sentimientos, en mis manualidades ni en mis pesadillas?

Sí, ya sé, que eso aparenta, pero solo mandó un mensaje diciendo que necesitaba deshacer nuestro compromiso y liberarme, según él. Anexo aquí el mensaje indolente para que ustedes comprueben su actitud alejada definitivamente de una prudente reconciliación.

“Creo que ha transcurrido buen tiempo cómo para analizar las cosas, y lo mejor es liberarnos cada quien del compromiso, y que quede asentado que tanto tú como yo estamos en plena libertad. Me gustaría conocer tu punto de vista, todo esto es con la idea que si yo te veo con alguien no me asista el derecho de hacerte alguna reclamación, igualmente al revés. Saludos.”

Obviamente este mensaje sin cortapisas y tajante no merece ser contestado, así que no lo haré por ningún motivo.

Ustedes no crean lo que dice el desgraciado narcisista, ese no hace nada por amor, solo por conveniencia mundana. Desea quedar bien con el entorno social y parecer amable, buena persona e incluso benefactor de causas perdidas.

¿Dicen que el hombre sigue en desolación y padece ya un vacío existencial?

Claro, pues ya se le terminó la fuerza de mi alegría, la potencia de mi espíritu emprendedor que me abducía diariamente. Se alimentaba de mis sueños, de mi entusiasmo, de mi sinceridad, de la sustancia roja de mi corazón humano. Finalmente ahora se extingue su falsa autoría, su personalidad ficticia.

¿Qué me sigue buscando el infeliz por mar y tierra después de andar con otras?

Ah, muy bien, pues que venga a buscarme el terrible sancho, aquí estaré esperándolo en la casa de la playa, en esta rivera de luz donde ahora es grata y alegre mi existencia.

Aquí lo esperaré con ansias para ver cuándo le quiebren los dientes y le trastoquen la memoria. Cuando eliminen sus aires de superioridad, su exacerbada mitomanía y reciba justo castigo por poner a las damas en contrapunto.

Ahora vivo en una isla paradisíaca con un hombre valiente y leal como los pinos delgados y señoriales de la sierra. Este hombre me enamora todos los días desde que el inútil me dejó doblada de dolor.

¿Seguirá buscándome el infeliz?

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