Los cuentos de El joven audaz sobre el trapecio volante (1934) y Me llamo Aram (1940), la pieza teatral El momento de tu vida (1939) y la novela La comedia humana (1943) situaron a Saroyan en lo más alto del podio, compitiendo en la escena con Tennessee Williams y Arthur Miller y en las librerías con John Steinbeck y Ernest Hemingway, este último, para algunos, su maestro por su escritura directa y sencilla

William Saroyan  en una serie televisiva

«O te acuerdas de algo o te lo inventas. Viene a ser lo mismo», dijo Saroyan. Las obras citadas ya fijaron el carácter autobiográfico, con las debidas distorsiones, de su producción literaria: el escenario de su ciudad natal, Fresno (Valle de San Joaquín, California); la infancia atribulada; la comunidad de inmigrantes armenios o la vocación de escritor.

Un día en el atardecer del mundo (1964) es el séptimo libro de Saroyan publicado ahora por Acantilado -editorial dispuesta, con buen criterio, a reverdecer los pasados laureles del autor-, y en la historia del escritor que viaja a Nueva York en un momento crítico para vender sus obras, tiene problemas con el fisco, se encuentra con su exmujer (actriz de poca monta) y se intenta relacionar bien con sus dos hijos se rastrean muchas experiencias propias.

Nacido en 1908, hijo de armenio, huérfano de padre a los tres años, criado en un orfelinato con su hermano y joven empleado en una empresa de telégrafos para sobrevivir, Saroyan acumuló más experiencias negativas durante la II Guerra Mundial y con un matrimonio que no supo cuidar.

Tres años en el Ejército y destacado en Londres durante el conflicto bélico -ya consagrado como escritor-, Saroyan estuvo en un tris de comparecer ante un consejo de guerra cuando sus mandos leyeron la novela que le habían encargado para exaltar la intervención militar norteamericana en la guerra. Tiraron a la papelera el manuscrito de Las aventuras de Wesley Jackson (1946), una de las novelas más antibelicistas y pacifistas del siglo XX.

Saroyan se casó en 1943 con Carol Grace -que sería actriz en algunas películas sin relevancia-, una muchacha de 19 años -él tenía 35-, judía y de padre desconocido. 

El matrimonio no funcionó. Carol, que se casaría de por vida con el actor Walter Matthau, fue discreta, pero escribió después del comportamiento de Saroyan, que bebía demasiado, adicto al juego, dilapidaba sus ingresos millonarios, lo que le llevó a irse aParís.

William y Carol tuvieron dos vástagos: Lucy -una actriz del montón a la que vimos en Blue Collar (1978)- y Aram, un escritor de talante vanguardista, muy considerado hoy en Estados Unidos.

Aram Saroyan escribió dos demoledores libros sobre su padre en los que, sin pelos en la lengua, le reprochaba agriamente que había tratado a su madre y a sus hijos, malgastado su fortuna y su patrimonio literario.

Todo este lado oscuro de Saroyan tiene relevancia porque, sus libros, aunque realistas, emanaban bondad, alegría y optimismo.

Una cierta extravagancia puede adivinarse en su rechazo al Premio Pulitzer por El momento de tu vida -interpretada en el cine por James Cagney- a asistir a la gala de los Oscar en la que resultaría ganador de la estatuilla al Mejor al Mejor Argumento por La comedia humana (1943).

Fallecido en 1984, William Saroyan es un escritor muy recomendable, diría que especialmente para futuros escritores y periodistas.