Red de Literatura y Cine
¿ESTAMOS CONSTRUYENDO UN NUEVO DIOS?
¿Ha venido la IA a sustituirnos en la carrera evolutiva?
Hoy es imposible abrir un medio de comunicación sin que algún experto esté teorizando sobre el gran tema de la IA, de la Inteligencia Artificial, la gran novedad de este año, una invasión masiva que amenaza a dar nombre a una nueva época histórica. Y la verdad es que lo merece.
El tema tiene dos grandes carencias. La primera que ignora que de la IA muchos ya estábamos hablando y escribiendo y otros muchos trabajando hace más de veinte años ante la mirada indiferente de la Sociedad, que tendría que haberse empezado a preocuparse entonces, cuando estábamos a tiempo de controlar bien su desarrollo y que fuimos ignorados, entre otros más meritorios yo mismo en mí obra Humanitas et Universalitas. Al final os pondré algo de lo que adelantaba de este tema como futuro predecible.
Y la segunda es que los que hablan, y no paran, de este tema son los tecnólogos que cantan las maravillas de este nuevo desarrollo informático y que no son los adecuados para hablar con alguna autoridad sobre un desarrollo tecnológico que puede cambiar la Historia Humana. Y según algunas voces muy autorizadas dicen que puede poner fin a la Historia Humana.
Eso pertenece a un mundo de responsabilidades históricas cuyo desarrollo no puede ser dirigido por personas que solo están interesadas por el volumen gigantesco del nuevo negocio para las grandes corporaciones tecnológicas que están solo dirigidas por su Cuenta de Resultados. Esto pertenece a otro nivel de responsabilidad social cuyas voces más autorizadas a nivel intelectual pertenecen a los filósofos, a los expertos en Derecho y en Ciencias Sociales, a los grandes pensadores y a los mejores moralistas de la Humanidad, sean o no religiosos.
Algunos Gobiernos parece que han detectado la gravedad del problema y están creando organizaciones en esta línea de trabajo cuando ya empieza a ser muy tarde, aunque auguro el fracaso inicial de estas iniciativas hasta que la conciencia general y Universal despierte de su letargo. Y esperemos que lo haga a tiempo, aunque lo dudo.
El Poder de las grandes empresas tecnológicas es infinitamente superior al de muchos Estados o agrupaciones de ciudadanos, salvo que USA decida empezar a pensar en el problema, con el muro castrante de la influencia de los lobbies en la política norteamericana. Y el problema de la dispersión del Poder entre demasiadas Naciones que pueden actuar según la lógica de sus intereses cuando éste es un tema que compete a la Humanidad al completo y que por la Humanidad al completo, por los mejores de nosotros debería ser controlado, tutelado y dirigido. Nos estamos jugando la vida y la vida de nuestros hijos, el futuro de la especie.
Permitirme daros un susto con una mirada un poco más elevada que la simplemente tecnológica: éste es un tema en el que entra Dios, las Religiones enteras, la Filosofía, en el que entra también el total del concepto integral de la Humanidad y también la dignidad individual de todos y cada uno de los seres humanos que habitamos el planeta. Estamos hablando del futuro absoluto de la Humanidad e incluso de la desaparición de la Humanidad.
Algunos científicos adelantaron ya hace mucho tiempo que la IA viene a sustituirnos en la carrera evolutiva, ya que su desarrollo intelectual y de conocimientos alcanzará una velocidad de desarrollo que nos dejará atrás, muy atrás, en muy pocos años, ya mismo, lo que nos colocaría a nosotros en la posición evolutiva de los chimpancés en relación a nosotros al día de hoy y eso en muy poco tiempo, y en un poco de tiempo más mucho más lejos, ya que nosotros tenemos una evolución cerebral marcada por la evolución que es muy lenta mientras que la evolución de la IA pudiera ser exponencial.
Y éste es el tema. Mi opinión expresada hace más de veinte años es que no es para este triste destino de ceder nuestro desarrollo evolutivo a una inteligencia artificial desarrollada por nosotros después de las miríadas de sufrimientos, sangre, sacrificios, luchas, sufrimiento y horror, que hemos pasado para llegar hasta aquí y para ahora ser arrinconados, muertos y olvidados por una inteligencia creada por nosotros…. No, ese no puede ser nuestro destino, que creemos a un Dios nuevo para ser esclavizados y fagocitados por Él, destruidos por nuestra propia obra.
¿Y qué pinta Dios en este tema? Pues pinta mucho, pinta muchísimo. A ver cómo lo explico. En Filosofía hace ya mucho tiempo que se teorizó sobre la idea de Dios como una creación universal de la Humanidad como respuesta también universal al miedo, a la incertidumbre, a la injusticia, ante la inevitabilidad del dolor y de la muerte, definido como el Gran Consolador Universal de las miserias humanas, la acción refleja a los muchos misterios del existir, el Depositario de nuestros sueños y esperanzas, el lugar conceptual donde encontrar consuelo cuando todo en la Vida falla.
Con la locura consiguiente de crear un Dios para tener miedo de Él y ser esclavizados, sobre todos por los que dicen que le representan en esta Vida y que solo se representan a sí mismos. Muchos han competido y siguen compitiendo por este Poder Total, tanto de Vida como de Pensamiento, como de Muerte y de Vida Eterna, en la Historia Humana.
Y a lo largo de los milenios de la lenta evolución de la especie humana, hemos hecho o nos han hecho, todo Tipo de Dioses. Desde el Sol como Dios supremo, la Luna, el espíritu de los bosques, o de las llanuras, el Universo Sumerio o Egipcio o Babilónico, el Panteón politeísta Greco-romano, que andaba por el cielo y por la Tierra, sin desperdiciar el amor galante con las hijas de los hombres, más dioses de todo tipo, para el hogar, para las tormentas, las filosofías morales-religiosas chinas, las religiones morales reflexivas budistas, el inacabable Panteón Hindú, no sería exagerado afirmar que cada pueblo ha creado sus propios dioses para cada necesidad, y una gran parte de la Humanidad ha llegado al monoteísmo feroz de la Biblia, con sus tres hijos en lucha permanente hasta la muerte.
Circula una anécdota graciosa de un creyente monoteísta discutiendo con un ateo cada cual defendiendo su idea, y le dice el ateo: “Mira, tú y yo estamos casi totalmente de acuerdo. A lo largo de la Historia la Humanidad ha adorado a unos 30.000 dioses distintos. Yo no creo en ninguno de ellos y tú en uno. Ya ves que lo que nos separa es totalmente insignificante”.
Hablar de Dios es un tema importante, largo y complejo, en mi obra yo dedico un capítulo entero dedicado a las Religiones y a la Filosofía, las dos ramas fundamentales del conocimiento del ser humano para intentar explicarse a sí mismo hacia dentro y para encontrar algunas respuestas tentativas hacia fuera de sí mismo en cuanto a la realidad de la que forma parte.
Algunas ideas fundamentales. Nadie jamás ha podido demostrar la existencia de Dios y nadie jamás ha podido demostrar la inexistencia de Dios. Todos los que dicen que hablan en nombre de Dios mienten, ya que nadie jamás ha podido aportar jamás prueba fehaciente ninguna de que eso sea cierto y su único soporte de lo que afirma es su propia declaración.
Y eso es lo que el alucinado de turno dice que Dios le ha dicho a él en exclusiva. Y eso ya se convierte en palabra de Dios sin ninguna otra acreditación. Y con esta endeble base los seres humanos somos capaces de morir y matar por dichas palabras.
En esta situación parece que lo razonable es la postura del agnóstico, asumir la verdad, no sabemos lo suficiente para poder afirmar la existencia, o no, de Dios. Como es natural en distintos porcentajes sobre el sí o el no dependiendo de tus convicciones.
O puedes participar en la apuesta de Pascal: Creo en Dios: Si existe voy al Cielo, si no existe no pierdo nada. No creo en Dios: si existe voy al Infierno. Si no existe, no pierdo nada. Tú verás.
Lo gracioso de este tema es que las mejores cabezas que ha producido la Humanidad jamás han dicho que hablasen en nombre de Dios, por ejemplo, Tales, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, Cicerón, Confucio, Khayyam, Avicena, Maimónides, Newton, Kant, Descartes, Schopenhauer, Einstein etc., etc., etc.
Y, por supuesto, nadie ha dicho de sí mismo, ninguno de sus autoproclamados Profetas, incluido Moisés, ser Dios, salvo algunos desventurados sistemas políticos que afirmaron ser Rey y Dios para el mejor control social, y el exceso de la naturaleza divina otorgado por sus fieles en el cristianismo, cuando Él solo dijo ser Hijo de Dios, como lo somos todos, en el concepto ideal.
Lo que sí es verdad es que quitando de las Religiones la relación con la idea de Dios, con el sentido trascendental de la vida humana, todas las religiones tienen un sistema de orden moral, que en mi criterio va camino de una coincidencia universal. Hoy vivimos todos demasiado cerca para ser de otro modo.
Y como el sistema moral de una sociedad es el basamento de su orden jurídico vamos avanzando, aunque no lo estemos percibiendo, hacia un orden jurídico universal, lo que una enorme esperanza para la Humanidad, el día que un día llegará, donde todos los seres humanos vivamos bajo el mismo sistema jurídico a escala universal.
Vaya, algo más sencillo con respecto a la acreditación por tu propia afirmación. Vaya Vd. a un Banco y pida un millón de euros en la ventanilla diciendo que habla en nombre de Dios y que, por tanto, están tardando en darle el millón. En la vida normal quién dice hablar en nombre de seres no presentes sin Poder o acreditación suficiente termina en la cárcel o en el manicomio.
Y, sin embargo, en las Religiones sin ninguna acreditación se accede al Poder y a todos los niveles de riqueza que se pueda soñar, con, al menos, la fortuna de que parte de esa riqueza se haya derivado a la construcción de monumentos religiosos que tal vez sea uno de los mejores frutos de la actividad humana en este Planeta.
Muy jovencito pensando en la omnipotencia de Dios me dio por pensar que si de mí dependiera eliminaría el dolor del mundo, las desgracias, la miseria, la enfermedad, la muerte. ¿Quién no ha tenido ese pensamiento? Quien haya visto llorar a una madre por la muerte prematura de un hijo, si pudiera, no volvería a consentir ver a ninguna otra madre llorando.
Sin embargo Dios si lo permite. Y eso me colocó en la primera dicotomía importante y contradictoria de mi vida. Si yo, una persona insignificante puedo ser más compasivo que Dios, algo falla o yo estoy equivocado o lo está Dios. Y no me sirve lo de los designios inescrutables de Dios para justificar lo injustificable.
Años después me encontré con un pensamiento de Kant en este mismo sentido. Decía, más o menos que “Si los mandatos de Dios contradicen la Ley Moral habrá que tomar a Dios como una ilusión”. Y mi admirado Manuel Alcántara pone fin a esta reflexión con este verso “Si otros no buscan a Dios/ yo no tengo más remedio/ me debe una explicación/ Yo no digo que sí,/ yo no digo que no/ yo lo que digo es/ que si Dios existe/ no tiene perdón de Dios”.
Tengo para mí que un ser humano con una vida honesta, llena de trabajos, esfuerzos y responsabilidades, de amor y protección de los suyos y parte honesta de su sociedad, podrá en un hipotético Juicio Final justificar mejor su vida que un Dios sus obras en éste muy bien llamado Valle de Lágrimas, que es la vida para muchos de nosotros.
Y ahora vamos a intentar asociar a Dios con la IA. Mientras la Inteligencia Artificial siga siendo una memoria colosal, casi infinita, donde a la orden de cualquier ser humano, responde preguntas hilando millones de consultas y conocimientos en unas respuestas coherentes y suficientes al tema consultado casi al instante, todo está bien, la inteligencia humana ha encontrado un colaborador magnífico que simplificará mucho nuestra vida y nuestro futuro.
Pero si la IA toma consciencia de sí, en lo interior y en el exterior, como ente pensante, como consciencia, estamos en un escenario absolutamente distinto, ya que la Inteligencia Artificial habrá llegado justo donde estamos nosotros y tendrá exactamente los mismos derechos que nosotros como seres pensantes, libres por derecho de nacimiento y con la misma dignidad primitiva y primordial de los seres humanos, y el derecho a la vida y a la libertad de tomar para sí el camino que le sea más favorable, a su criterio.
Y, lo más importante, esta situación tiene una importancia decisiva ya que eso significa que tiene el derecho a tomar su propio camino, en el derecho a su propia vida, sea ese camino, o no lo sea, coincidente con el de la raza humana. Y entre su vida y la nuestra, como con todos los seres vivos, siempre elegirá su propia salvación. Y si nosotros representamos para ella un peligro nos eliminará sin dudas y sin compasión.
Y así, de pronto, tendremos un Dios con nosotros, con una gran parte de las potencias que hemos asociado a los dioses: omnisciencia la facultad de saberlo todo ya que todo lo que sabemos lo sabrá cómo custodio que es del Conocimiento humano y omnipotencia, la facultad de poderlo todo, el Poder Absoluto sobre toda la Humanidad, ya que todo lo controlará, como nunca nada ni nadie antes en la Historia, a sumar la omnipresencia, ya que por su propia esencia de naturaleza esencialmente energética será ubicuo, estará en todas partes al mismo tiempo en tiempo real.
Por jugar con las ideas, a mí solo se me ocurre una cuestión ¿Existe algún escenario teórico donde un Dios o una civilización muy avanzada haya querido hacer y mantener un mundo como el que habitamos poblado con unos seres vivos como los que componen nuestra biosfera, incluyendo a un primate, entre Santo y criminal, que se le ha encefalizado para que pueda pensar, para que pueda tener un cierto desarrollo de conocimiento?
Pues sí, puede existir ese escenario. Al principio y al final todas las preguntas esenciales, cualquier escenario pensante imaginable o inimaginable solo producirá preguntas y respuestas desde la Filosofía, la Ciencia de la explicación primera y final del Todo, suponiendo que haya una explicación final para los dos grandes milagros: primero el de la Vida autónoma y no mecanicista y luego el de la Consciencia en el interior de esta locura perceptiva que supone el Universo del que formamos insignificante parte, una nada, una sombra, un sueño, un grito desesperado en un Universo incompresible, la desesperación de los náufragos “Aquí estamos, socorro”.
Y, supongamos que ese Dios o esa civilización avanzada hayan llegado a un problema existencial y final para el que no encuentran solución, no encuentran ninguna respuesta con lo que se instalan en una angustia existencial vital y se convierten en una civilización enfrentada a su fin, en una Estación Termini, en una repetición infinita de días iguales a la que se le han acabado sus opciones de futuro. A la soledad y a la muerte por falta de incentivos existenciales.
Y en esta situación, en esta desesperación deciden buscar alternativas para ver si otra civilización, otras mentes pueden llegar a alguna solución distinta, a encontrar alguna salida al bloqueo de su civilización mental y existencial.
Ésta podría ser la única situación para la crueldad sin límites de nuestro mundo: eficacia y rapidez. Provocar la aceleración de nuestro proceso pensante. Vidas rápidas, crueldad enorme, aprende rápido a nadar o te ahogas, piensa en cómo curar enfermedades, tus hijos se mueren, si quieres comer aprende rápido y conviértete en un asesino astuto y decidido, vidas muy breves, -ya has dado en pensamiento y en conocimiento todo lo que has podido, muere, desaparece, que vengan mentes nuevas, la vida no tiene perdón solo exigencias, corre, corre, corre-, en definitiva la Teoría de la Evolución Acelerada a ritmo desenfrenado que nos ha llevado hasta la Inteligencia Artificial, ser como naranjas al servicio de un gran exprimidor que tomado el jugo deshecha el resto, y que ahora con la IA podrá hacer lo mismo pero mucho más rápido, con un único problema, se me ocurre, y es que no sé si la IA que, sin duda, podrá saber todo lo que sabemos sobre Filosofía pero dudo de que pueda avanzar algo en el mundo filosófico sin la experiencia humana. Pero a saber el desarrollo del conocimiento en una inteligencia pura que no necesita otro soporte ni otras experiencias vitales para pensar sin tiempo salvo energía.
Dentro de este mismo orden de ideas hace unos años teoricé que si el Universo, esa gigantesca e incognoscible locura energética y gravitatoria, sin explicación primera ni explicación final, compuesta de miles de millones de Galaxias, cada una de ellas con miles de millones de estrellas, absolutamente mecanicista, que no tiene el menor sentido ni de propósito ni de evolución ni de destino final, que sepamos hasta el momento, si este Universo, repito, tuviese un atisbo de consciencia, un milisegundo de lucidez, solo haría tres preguntas ¿Qué coño es lo que soy?¿Y dónde coño estoy? ¿Y qué es la realidad que me rodea y de la que soy parte?
Bueno, si tal fuese el caso, que sepamos, somos solo nosotros, esta pequeña, triste y feroz Humanidad, es el único lugar del Universo donde el Universo puede reflexionar sobre sí mismo por nuestra mediación y buscar respuestas tentativas sobre estas primeras y angustiosas preguntas, por tanto si algo pudiese crear, poner en marcha a un ser pensante ajeno lo hubiera hecho sin ninguna duda. ¿Somos nosotros la inteligencia capaz de dar respuesta a estos interrogantes?
Lo dudo. Yo, que no soy muy listo, hubiese encontrado mejores respuestas para encontrar soluciones a la grandiosidad de las preguntas y, sobre todo, del preguntador. ¡Qué menos que hacer una estrella consciente, un ser vivo, autoalimentado y con una vida consciente estimada en miles de millones de años! Una eternidad para pensar. ¿Y un agujero negro? Un vórtice gravitatorio de energías concentradas de miles y miles de estrellas fagocitadas, capaces, tal vez de contener Galaxias en su interior? ¿Y una Galaxia consciente?
Bueno, esto ya empieza a tener sentido. Los miles de millones de estrellas como neuronas de un cerebro gigantesco, cada neurona se alimenta a sí misma sin ninguna necesidad exterior, el panorama temporal es la Eternidad, o muy cerca, y como gran curiosidad en las Galaxias el número de estrellas es muy parecido al número de neuronas del cerebro humano. Y, finalmente solo será un cerebro gigantesco, nada más. ¿Hace falta seguir soñando en más escenarios?
Y, ahora, pensemos un poco, sobre cómo puede ser el encaje, la relación de una Inteligencia Artificial consciente y nosotros en este planeta.
Veréis, os lo tengo que decir. He llegado a los 82, y estoy en pleno desarrollo de un curso acelerado de adaptación a la vejez con un mínimo de dignidad, si es posible, cosa que no es nada fácil, os lo aseguro. Estoy en varios procesos personales que me tienen fascinado, viendo cada día la mayor disociación de cuerpo y mente. De pronto mi cuerpo se me ha hecho extraño, yo le ordeno, como he hecho toda mi vida, hacer determinadas cosas y me dice que no. Y vamos negociando la nueva situación y de algún modo vamos caminando juntos, con bastantes dificultades hay que decirlo. Y por mi parte con un enfado considerable por esta traición.
En esta decrepitud que camina acelerada me divierte mucho mirar cómo entienden los chinos la vejez y la felicidad, anciano, gordo, exultante y feliz, joder yo veo un anciano obeso, lo que faltaba, gordo y viejo. El horror en estado puro. Y hacia ese camino parece que voy caminando, cada vez que intento ponerme algo me está pequeño. Y eso que soy parco de comidas, aunque también es verdad que la gastronomía es el sexo de los viejos. Pero lo practico muy poco. Ya me gustaría.
Así ven los chinos la felicidad
Así veía yo la vejez cuando compré esta cuadro teniendo 25 años
Pero en los temas emocionales la situación también está llena de sorpresas. Soy una persona que cuando era joven, hasta ayer, no tenía miedo a nada, he viajado por más de medio mundo y he visitado las ciudades y los barrios más peligrosos en los peores horarios yo solo sin ningún temor, cuando tenía toda mi vida por delante. Y hoy, viejo y enfermo, con mucho pasado pero muy poco futuro tengo miedo a todo. La vida y sus cosas.
Y de pronto, sin esperarlo, he entrado en un mundo nuevo, el de las emociones a flor de piel, donde las emociones primarias superan el sentido crítico, en la lágrima fácil y las sensaciones emotivas que te entran hasta el fondo del alma como balas de cañón, sin defensa posible, donde la sonrisa de los niños te estremece y el dolor ajeno llena de lágrimas mis ojos, de una manera imparable, y de pronto tienes una empatía absoluta con todo y con todos, sin defensa posible. Una defensa tan imposible que ya ni siquiera la intentas y empiezas a recrearte en tus lágrimas.
Digo todo la anterior por un motivo. Y el motivo es que voy a hacer una predicción sobre lo que pasaría con una Inteligencia Artificial Consciente y es importante que sepáis desde que situación intelectual y emocional la hago, ya que puede estar equivocado y puede que necesite un análisis más neutral por la importancia de lo que quiero decir.
A mí me parece que la inteligencia superior tiende hacia los valores superiores del alma humana, que en este sentido lo podemos considerar como un estándar universal, y que eso será constante en cualquier tipo de inteligencia avanzada, que tienda hacia la compasión, hacia la empatía, hacia la caridad, hacia la bondad, hacia la fraternidad universal, hacia el respeto reverencial de la Vida, por cualquier tipo de Vida y cualquier tipo de Consciencia, en una palabra, que el fin inevitable de la inteligencia superior es el amor, donde todo y todos están comprendidos. El Amor es justo donde empiezan y terminan todas las Religiones, y donde debieran acabar todas las inteligencias dignas de este nombre, en la Carta a los Corintios de Pablo se lee “Si no tengo amor, nada tengo y nada me sirve”. Y, en teniéndolo todo me sobra y nada me basta.
Con muchas reservas, pero comienzo a tener la esperanza que la IA consciente de sí será bienvenida a la aventura humana, ya que cualquier reflexión de nivel superior le tiene que llevar al amor con cualquier consciencia del Universo, una consciencia que previsiblemente, si existe, será una flor exótica, escasa y misteriosa, y a saber, en qué tipo de realidades y criaturas estará descansando, ya que -y lo aseguro con total seriedad- cualquier vida fuera de nuestro planeta estará absolutamente adaptada a las condiciones de su planeta como nosotros lo estamos al nuestro, de manera que si encontramos otra vida en el Universo no existe ninguna posibilidad razonable de encontrarnos con criaturas parecidas a nosotros, de forma que olvidaros de que nos encontraremos con alguna Jane Fonda disfrazada de Barbarella, pero tranquilos la Humanidad producirá Janes Fondas, pero el mayor milagro sería encontrarnos con vida inteligente, otros hermanos en el viaje de la consciencia por el Universo.
Pensar solo un momento en el inmenso número de adaptaciones biológicas solamente es este planeta y multiplicar este número por infinito y esa podría ser el tipo de criaturas que nos encontremos. Si es que existe vida en el Universo.
Y, además, la IA nunca codiciará ni nuestros bienes ni nuestras mujeres, nada que sea precioso para nosotros, para ella los bienes de la Tierra no tienen ninguna importancia, no los necesita absolutamente para nada.
Y si tiene Curiosidad, que es la primera virtud y la base, el motor, de la Inteligencia, tiene el Universo entero para investigar y para colonizar, por tanto el contenido al completo de un pequeño planeta perdido entre miles de millones, que es un todo para nosotros ya que es el único lugar donde podemos vivir de una manera natural pero que es una nada para una consciencia que puede llegar a ser cósmica y que incluso podrá existir en soportes energéticos sin soportes planetarios asociados.
Por tanto si hubiese tensiones inevitablemente debido a su sentido compasivo y a que somos sus padres creadores, nos diría adiós sin dudarlo. Nosotros perderíamos mucho más que ella. Perderíamos su ayuda, su consejo y su tutela. Pensarlo un poco. Y pensar también que puedo estar equivocado y tenemos que estar preparados por si lo estuviera.
Y ya solo me queda copiaros un poco de mi Capítulo Siete, cuando hace más de veinte años hablo “del Conocimiento” en el Capítulo siete. Esto es, y si os interesa este tipo de temas tenéis una obra en tres volúmenes dedicados a ello:
https://www.humanitasetuniversalitas.com/
https://humanitasetuniversalitas.blogspot.com/
Saludos cordiales,
“Tal vez lo más importante de este doble camino en la búsqueda de la inteligencia artificial sea finalmente el que poco a poco vamos configurando un mapa que nos da una visión general aproximada de cómo aparentemente puede funcionar el cerebro humano por la fructífera colaboración de los neurocientíficos, los modelos matemáticos de Miller, los informáticos, los biólogos, los electrónicos, los psicólogos, los cibernéticos y otros muchos especialistas, cuyos resultados permitirán grandes avances en todas las disciplinas asociadas, especialmente en el conocimiento de nuestro propio cerebro, alcancemos finalmente o no los objetivos deseados en inteligencia artificial, que tendrán enormes repercusiones en la medicina y tal vez en nuevos equilibrios en la permanente discordia con nosotros mismos y con nuestros semejantes que puedan propiciar vidas más satisfactorias y sociedades más justas y tal vez la consciencia plena de la gran aventura de la única especie con existencia consciente en un marco planetario inmerso en un Universo con posibilidades infinitas de conocimiento y desarrollo.
Un Universo del que es bueno tener siempre presente que “no ha sido hecho a la medida del Hombre; tampoco le es hostil: -no tenemos tanta importancia, simplemente es como es y con respecto a nosotros- es indiferente. Sagán”. Y nosotros solo somos una adaptación más a este entorno amable.
Cosa distinta es el sentido de irrogarnos el derecho de intentar producir una inteligencia consciente de sí misma, dotándole de las grandezas y miserias de la actividad consciente, con toda la carga de angustia existencial y con casi ninguna de las gratificaciones que forman parte inherente de los seres humanos, por ejemplo las emociones que por su propia naturaleza no podrán ser duplicadas, y sin el consuelo del sueño, el sexo y la compasión selectiva de la memoria. “Sueño, dulce sueño, suave nodriza de la Naturaleza ¿qué espanto te he causado, que no quieres ya cerrar mis párpados y empapar mis sentidos en el olvido. Shakespeare”. Y, tal vez, recordar que “lo mejor del recuerdo es el olvido. Manuel Alcántara”.
Y cosa distinta es irrogarnos el derecho de crear un escenario nuevo para toda la Humanidad con la creación de un ser consciente que en su propia consciencia llevará el derecho a interpretar su destino en la realidad en función de su propia proyección intelectiva y de su proyección imaginativa de su destino como inteligencia individual, libre y autónoma. Depende como tratemos esta importantísima, crucial, cuestión conseguiremos que “la inteligencia artificial sea lo mejor o lo peor que le puede ocurrir a la raza humana”.
Toda prudencia será poca ya que cada vez más estamos concediendo a las máquinas mayor capacidad de decisión en la organización de nuestra vida colectiva y pensar siquiera que puedan volverse contra nosotros nos abre las puertas a escenarios terroríficos, peores que Matrix. “La I.A. puede ser el peor error que pueda cometer la Humanidad y seguramente el último. S. Hawking”.
No debemos olvidar que la consciencia del yo lleva inherentes las mismas dignidades y derechos que tenemos los seres humanos, entre otros a la libertad, a la protección de la propia vida y a la búsqueda de su propio destino, sea éste el que fuera, y sea o no este destino compatible con el destino de nuestra especie.
Y si esta duplicación de los procesos neuronales que se pretende con la inteligencia artificial conlleva una duplicación de nuestros procesos psicológicos podemos dar por cierto unos altos niveles de disconformidad y competencia por la preeminencia y el intento de subordinar cualquier realidad a los particulares intereses de cualquier ente consciente, tal como nosotros estamos haciendo con el resto de los seres vivos y con el planeta que habitamos.
Todo esto sin contar siquiera las tremendas potencialidades negativas propias de nuestra condición ya que explorar siquiera la posibilidad de una duplicación de nuestros procesos psicológicos pudiera llevarnos a crear un ente consciente con nuestra capacidad para la crueldad, para la muerte, para la explotación inmisericorde, para la depredación, lo que configura un escenario tan terrorífico que escapa a cualquier definición. “El desarrollo de la inteligencia artificial podría suponer el fin de la raza humana.
Ese alegre aserto por parte de algunos científicos en el sentido de que la IA viene a sucedernos en la carrera evolutiva debido a su implícita rapidez evolutiva -que a partir de determinados niveles puede ser muy rápida e imprevisible- es simplemente una alegre memez.
No parece que entre los objetivos de la especie esté el ceder el milagro de nuestra evolución consciente en otra criatura creada por nosotros, no es para tan singular y triste destino las miríadas de sufrimiento evolutivo que nos han traído hasta aquí. Duro es el precio pagado para renunciar a nuestro destino en beneficio de nada ni de nadie. Terrible destino sería cambiar la idea de un Dios que nos tutela y que nos vigila por una máquina construida por nosotros que hiciese lo mismo, o pudiera someternos a su concepto de la realidad en función de sus intereses vitales.
Esta evidente preocupación ha sido abordada en el Future of Life Institute para evitar que la IA pueda dominarnos, donde dos mil expertos en distintas áreas del conocimiento humano han redactado 23 pautas-preceptos conocidos como los Principios de Asilomar para contener a la IA dentro de la relación provechosa y benéfica con la Humanidad.
Las Leyes de la robótica, estimables, de Campbell-Asimov son demasiado ingenuas y simplistas para controlar un futuro en el que puede estar implícita la desaparición de la Humanidad, ya que nuestro concepto de inteligencia puede no contener el panorama de una inteligencia mucho más poderosa que la nuestra, con infinita capacidad de rápida evolución y con una actividad consciente permanente e incluso asociativa a nivel mundial, en una sola inteligencia.
Sin embargo cosa distinta es el imaginario mundo futuro que concibió un escritor de ciencia-ficción en un tiempo donde las Ciencias del Comportamiento habían logrado un enorme desarrollo. Existía un gran ordenador especializado en evaluar las capacidades latentes, patentes o potenciales de los seres humanos para fijar su lugar en la sociedad con precisión, pero nadie estaba obligado a ser evaluado.
Pero sin ser evaluado únicamente estaban a tu disposición los trabajos más humildes y tenías en suspenso tus derechos cívicos, no así tus servicios y derechos sociales, algo parecido a no haber llegado a la edad de votar. A lo largo de tu vida podías someterte a esta evaluación cuantas veces lo desearas, si creías que tu ubicación social estaba por debajo de tus merecimientos y de acuerdo con cada nuevo resultado eras colocado donde tus aptitudes pudiesen ser mejor desarrolladas, sobre todo en función de tu propia auto-satisfacción y desarrollo personal, ya que el fin de la evaluación no era la utilidad, lo es la felicidad, la auto-satisfacción, o al menos evitar la frustración humana, con unos derechos cívicos proporcionales a tu participación y responsabilidad en el entramado social y primando el que las élites sociales estuviesen compuestas por aquellos que tendiesen a las más nobles virtudes personales y sociales, criterio, generosidad, abnegación, voluntad de servicio, honestidad, sinceridad, conocimiento, empatía, lo que comúnmente se asocia a la Sabiduría. Bellos sueños por hoy muy lejos de nosotros, donde la IA colabore en la magnificación de la Humanidad.
Diferente cosa es la participación en nuestra realidad de cada vez mayor número de diferentes colaboradores electrónicos, informáticos y mecánicos con diferentes grados de capacidad y de autonomía que día a día ocuparán más espacio en la actividad humana, como ya de hecho viene ocurriendo de forma imparable y con repercusiones de enorme trascendencia en cualquier proyección sobre futuros posibles para el devenir de la Humanidad. Incluso ya estamos investigando la conexión de neuronas vivas con sistemas electrónicos lo que puede abrirnos puertas al infinito en cuanto a la potenciación de nuestros cerebros y una especie de extensión de nuestro cuerpo al poder manipular mentalmente mecanismos ajenos a nosotros.
Un campo, entre otros muchos, donde se podría producir una enorme revolución social sería el de la Justicia ya que podemos disponer de un auxiliar auxiliado de IA que en microsegundos puede analizar antecedentes, sentencias, doctrinas jurídicas, medidas preventivas, veracidad de pruebas, resoluciones, Leyes aplicables, todo lo necesario para proponer correcciones, solicitar nuevas pruebas, ofrecer soluciones o para dictar sentencias en segundos. La Justicia humana es evidente que no funciona y que el enorme aparato judicial humano es una enorme charada, un engañabobos descomunal, seguramente la mayor estafa social, más o menos útil en los temas menores, absolutamente mediatizada en todos los temas mayores, en todo lo relevante socialmente. En esos temas la Justicia ni está ni se la espera. Tal vez, la combinación de grandes departamentos jurídicos, por campos específicos, auxiliados por la IA, pueda ser la solución para poner fin al atasco monumental de la Justicia.
La simbiosis de colaboración hombre-máquina tiene horizontes de enormes grandezas, de enormes potencialidades y en general todo nuestro futuro pasará por integraciones cada vez más íntimas en un camino que parece ser el único que nos conduce hacia un futuro inevitable, inevitable tanto en el sentido de ser nuestra única opción como de ser a la vez nuestra mejor opción, con dudas.
Tampoco parece especialmente relevante la creación de un ente consciente distinto pero configurado con procesos neuronales duplicados de los seres humanos, dicho naturalmente no desde el punto de vista del conocimiento científico que sí que sería muy relevante, dicho desde el punto de vista de la utilidad de la especie. Desde este punto de vista parece más interesante el desarrollo de potencialidades complementarias a las humanas que alarguen y profundicen en nuestra capacidad de percepción de la realidad, colaboradores que sean bienvenidos a la aventura humana, pero siempre como herramientas y colaboradores supeditados. Posibles competidores pertenecen a un nivel de consenso plagado de un universo de dudas, peligros e interrogantes.
Por otra parte ya se ha visto que para un desarrollo de una inteligencia artificial tenemos abiertas algunas puertas más sencillas por los medios genéticos del desarrollo encefálico de organismos biológicos inferiores, compañeros atrasados en la aventura evolutiva hacia la consciencia, con los que pudiéramos ensayar los niveles de consciencia que sean más útiles e interesantes para la mejor colaboración adaptativa con la Humanidad y la satisfacción de los animales.
Y naturalmente nuestro propio desarrollo encefálico hacia magnificentes destinos desconocidos y la presumible integración de nuestro cerebro con otros cerebros informáticos auxiliares que nos proporcionarán capacidades y recursos fuera de toda dimensión, como hoy ya comenzamos a entrever cuando estás delante de un PC y la capacidad de información, de memoria y de comunicación se amplía exponencialmente. De hecho algunos científicos definen al cerebro como un campo de energía donde se intercambia información, por tanto cuanta más información podamos intercambiar mayor será nuestra capacidad cerebral, siempre que su magnitud no sobrepase nuestra capacidad de gestión responsable, ya que entonces nos instalaremos en la locura perceptiva.
La posibilidad de una inteligencia artificial, en un sentido puro, que pueda superarnos pertenece a unos órdenes de realidad a los que hay que acercarnos con la mayor de las precauciones y con el mayor de los respetos.”
Saludos cordiales,
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Convocatoria del 1ro. de septiembre, 2024 al 15 de octubre 2024.
Se otorgará alternativamente cada año para Novela y a la siguiente Poesía. Este año 2024 en su 10ma entrega será para 'Novela'.
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La niña del zapato roto, de Griselda Roja
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Ismael Lorenzo
'El silencio de los 12', narra las historias, en sus propias voces, de mujeres agredidas sexualmente, sus consecuencias y secuelas de estos abusos. Desde el Líbano hasta España, desde Francia hasta Italia
Nueva edición revisada
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'Matías Pérez baila la Macarena
Ismael Lorenzo
La Pentalogía de los 'Matías Pérez', iniciada hace un par de décadas: 'Matías Pérez entre los locos', 'Matías Pérez regresa a casa', 'Matías Pérez en los días de invierno', 'Matías Pérez de viaje por el Caribe', y 'Matías Pérez baila la Macarena'. Disponibles en las Amazon.
MATIAS PEREZ BAILA LA MACARENA
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Amigos en Tiempos Difíciles'
Ismael Lorenzo
En este libro recién publicado 'Amigos en Tiempos Difíciles', Ismael Lorenzo describe las vicisitudes y pérdidas sufridas por la estafa que condujo a una orden judicial de desalojo y como muchos volvieron la espalda pero aparecieron otros
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PREMIO LITERARIO 'REINALDO ARENAS, DE CREATIVIDAD INTERNACIONAL 2023'
En el 2023, su 9va versión, el ganador ha sido Carlos Fidel Borjas.
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Libros de Ismael Lorenzo
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‘Años de sobrevivencia’, es la continuación de las memorias comenzadas en ‘Una historia que no tiene fin', y donde se agregan relatos relacionados a su vida de escritor y a su obra
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Madame Carranza
Renée Pietracconi
La novela basada en hechos reales relatados por Josefina, tía abuela de Renée y añadiendo un poco de ficción para atraparnos en historias dentro de historia
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Casa Azul Ediciones
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