Todo era oscuridad, sólo un hilo de luz se filtraba por la espesura del parque, los pasos de Sol sonaban a hueco sobre el camino de grava. Nunca una noche había sido tan cerrada y oscura. Las luces no se habían prendido----“debo hacer revisar el interruptor , pensó---- y siguió caminando.

Ya en la puerta buscó la llave en su cartera ayudada por el celular. Entró a su casa y al querer prender la luz ésta tampoco respondió. Rezongando fue hasta la cocina, tomó la farola automática, la prendió y todo se iluminó.

¡No podía creer lo que veía!, todo era un caos, sus pertenencias estaban desparramadas por el piso, nada estaba en su lugar.

Inmediatamente llamó a la policía, ella también, de alguna manera, era una de ellos. Yago apareció a los diez minutos, tenía el rostro preocupado que se distendió al ver que Sol estaba bien. Era el titular de la Unidad de Fuerzas Especiales, dedicada a la resolución de crímenes.

A los 36 años era uno de los más respetados del país; su cabello oscuro contrastaba con el gris de sus ojos.

Estos eran rasgados, profundos. Cuando miraban fijo producían un escozor que hacía poner incómodo a cualquiera. Su piel era morena, tostada por el sol.

Medía casi un metro noventa; todo en él era músculos y fuerza.

Las mujeres sentían una atracción muy especial hacia él, pero él parecía no percatarse de ello. Se decía que era un mujeriego empedernido, pero en la unidad nunca se vio nada…todo quedaba en rumores.


Sol trabajaba a su cargo, ella tenía la difícil tarea de levantar todas las pruebas cuando ocurría un hecho de muerte violenta o dudosa. Su trabajo era reconocido por los logros obtenidos.

Era persistente, tenaz, minuciosa, y por sobre todo… muy intuitiva.

Sus corazonadas muchas veces la llevaron a descubrir la verdad. Sólo tenía 28 años de edad y sus colegas , mayores que ella, respetaban su trabajo y la consideraban una más de ellos.

Sol Mana, tenía unos ojos verdes de mirada descarada, y un pelo negro y liso que le llegaba casi hasta la cintura. Sus cejas describían un arco delicado; su naríz era pequeña y recta, y sus pómulos altos y elegantes, mientras que su boca era carnosa y suave.

Su piel morena, bronceada por el sol realzaba su apariencia. Y su aplomo añadía una chispa a su belleza.

Ella sabía de sus atributos pero los dejaba pasar… después de lo que le pasó con Gustavo nunca más el amor había golpeado a su puerta, ¡nunca más! Tampoco había hecho nada para que sucediera; íntimamente pensaba que no iba a permitir que nadie más la volviera a lastimar.

Yago la miró a los ojos y no fue necesario hablar, no sé, ---dijo Sol--- me encontré sin luz y con todo revuelto, no entiendo qué querrían encontrar acá.

_Cuando conecten la luz veremos bien qué sucedió. ¿Vos estás bien?

_Sí—dijo Sol, sólo que con bronca; es una violación a mi intimidad, esto me
pone furiosa.

_Tranquila.

Al rato, ya todo estaba iluminado. Comprobaron que sólo habían estado en la cocina y en el living. Les llamó la atención que en los demás ambientes todo estuviera en orden.

_O llegué antes, o buscaban algo que creían estaba acá, dijo Sol.

_¿Falta algo? – preguntó Yago.

_No, todo está, desparramado , pero está, no creo que falte nada.

_Descartemos entonces el robo---expresó Yago--- . evidentemente buscaban algo, sólo eso.

_¿Sólo eso?----dijo Sol---- ¿sólo eso? M e parece más preocupante aún .Analizaremos después la situación, ---acordó el Jefe.

Ya había llegado todo el equipo. Sol era muy apreciada entre sus amigos y éstos se habían preocupado por ella. Yago encomendó comisiones de a dos detectives para preguntar en el vecindario si habían visto algo.

Al rato, el equipo formado por Marietti y Muffat llegó y le habló al oído al Jefe Yago Skovich. Este llamó a tres de sus hombres y junto a los otros dos salieron presurosos cruzando la calle en dirección a la casa de Irma Nóbile.

Irma era una mujer mayor, de más de 70 años, pero con una vida socialenvidiable. Siempre impecable; presente en todos los eventos, muy culta; con muchas relaciones, muy simpática, y muy buena persona y vecina.

Nadie se explicaba de dónde salían sus rentas, pero todos suponían que recibía una buena pensión de su esposo, el Sr. Nóbile… y ahí quedaba todo.

Su corazón comenzó a latir más fuerte cuando vio que todos entraban a lacasa de Irma.
Apresuró su pasos, recorrió la casa siguiendo a los demás, y se encontró con un espectáculo increíble; tirada en un charco de sangre, desnuda, en el patio de su casa, estaba Irma.

Las puñaladas se notaban en su cuerpo, pero también tenía golpes. La casatambién estaba toda revuelta.

_Sol, inconcientemente buscó los ojos del Comisario Yago. Estaban inexpresivos,f ríos. Se acercó a ella y le dijo que se fuera, que había sido demasiado para ella en un solo día.

No le hizo caso. Le pidió a José, su ayudante, que también estaba ahí, que fuera a buscar su equipo de trabajo.

Rubén Runa, el médico forense, quien había sido llamado, ya estaba llegando.

La maquinaria ya estaba en movimiento. La rueda había comenzado a girar.

Yago Skovich no necesitaba que el médico forense le dijera que había muerto hacía ya algún tiempo. Estuvo expuesta a los elementos de la naturaleza y a los pequeños animales.


En algunos puntos no quedaba más que el hueso; en otros, la carne se adhería en forma precaria al cadáver. Daba la impresión de que la habían dejado desnuda. Sus manos estaban descompuestas por completo, así como gran parte de su cara.

_¿Causa de la muerte?--- preguntó Yago.

_Un cuchillo----dijo el médico forense---- un cuchillo de grandes dimensiones. Tal vez un machete.

_Tengo que hacer la autopsia en forma completa, pero apuesto a que se trata de una arma blanca muy grande.



C A P I T U L O D O S


Irma Nóbile había llegado al barrio privado “El Carmesí “, de Pilar, hacía
más o menos dos años, siempre tenía visitas pero no sé si eran amigos o familiares, pues era muy reservada y no decía nada.

_Pues entonces preguntaremos a otros vecinos.

Todo fue infructuoso, conocían la historia de Irma desde que llegó ahí.
Nadie conocía su pasado.

_Parece que vamos a tener que trabajar mucho Sol--- dijo Yago---el caso se
está complicando.

_Dejemos al forense y vayamos al laboratorio para comenzar, ya pronto
llegará el resto.

Así lo hicieron.

Nadie habló en todo el trayecto. Ambos estaban imbuídos en sus
pensamientos; Sol estaba afectada pues Irma siempre fue muy buena con ella;
el rostro de Yago era inexpresivo, sólo de sus ojos parecían salir lucesitas. Sol
dio vuelta la cara, la hacía sentir extraña mirar a ese hombre; le producía una
sensación tan rara que ni ella podía desscribir…¡entonces prefería no mirarlo!,
pero inconcientemente su
cabeza se inclinaba para verlo.

Cuando llegaron, él bajó primero, dio un portazo y se dirigió a la entrada de la Seccional; ¡ni siquiera la esperó!, pero era así, algunas veces un verdadero caballero, y otras un grosero mal educado insufrible.

_Sol mascullaba entre dientes; él se dio cuenta, pero su rostro siguió tan pétreo e impenetrable como siempre. Yago le ordenó a Evely que comenzara con la búsqueda de los antecedentes de la Sra. Nóbile. Pronto le traerían algunos documentos para que pudiera llegar más rápido a felíz término.

Evely Langod era una experta en computación, algunos decían que era la jacker más buscada del país y todos reían, pero sabían también que la verdad no estaba muy lejos

Yago decía…..”denle una computadora y un chicle y obrará milagros “… y así era en efecto, nada se le resistía.

Siguió caminando y entró al laboratorio de Marcelo. Este lo miró interrogante,

_Yago le dijo…. ¡larga va a ser la noche! , andá a la cripta que ya llegó Rubén (el forense), quiero que lo ayudes; hay mucho por descubrir.

_¿Qué pasó?, quiso saber Marcelo.

_Eso tendremos que descubrirlo nosotros, por el momento tenemos un cadáver y una escena del crimen que pudimos conservar; pero todo recién comienza, por eso quiero que vayas con Rubén y mientras él realiza la autopsia vos te dedicás a todos los detalles técnicos; nadie mejor que vos para llegar al meollo de la cosa.

Marcelo Nua tenía 39 años y una mente prodigiosa; sus conocimientos en detectar los más ínfimos detalles no tenían límites. Con su microscopio hacía maravillas.

Se había especializado en New York, en el Departamento de Especialización de Crímenes (N.C.S.I.), le elite del mundo en el tema.

Su capacidad de trabajo era increíble, parecía que vivía en la Unidad.

Siempre se lo encontraba ahí, siempre haciendo su trabajo, callado, meticuloso, responsable, eficiente.Yago lo apreciaba por sobre todos y tenía una confianza ciega en él y en lo que él hacía.

Generalmente sus resultados no tenían lugar ni para el comentario, ni para la duda; así eran de determinantes. Yago siguió caminando hacia la cocina. Se sirvió un café bien cargado, sus ojos miraban fijos hacia delante; pareció que no se percataba de que Sol también estaba ahí tomando un café.

Este terminó de tomarlo, dejó la taza sobre la mesada y se fue. Sol pensó, ¡Presumido, ostentoso, mal llevado!; pero su corazón comenzaba a latir nuevamente acompasado.

_¡Este infelíz me pone nerviosa!, pensó. Cuando está cerca elcorazón se me acelera…¡ parece que le tuviera miedo!



CAPITULO TRES


Pese a todos los esfuerzos , no se podían ubicar parientes de Irma, entonces
Sol decidió comunicarse con la Jefatura de Policía de Rosario para pedir los antecedentes.

Así lo hizo. Habló con el Comisario Principal Leandro Siciliano, quien luego que le explicara la situación acordó enviarle los datos que tuviera , a la brevedad posible.

Salió para comentarle a Yago pero no estaba en su Despacho, siguió caminando y de pronto lo encontró hablando muy entretenido con Mariné, la Oficial de Guardia; cuando los vio, el corazón le dio un vuelco; sintió un calor que le subía hasta la cara y sus manos comenzaron a transpirar; una oleada de furor la invadió y le dio ganas de pegarle…Yago la vio de soslayo pero hizo como si no existiera, siguió hablando risueño, seductor, agradable.

Sol se precipitó para decirle que debía hablarle, pero él la ignoró, sólo le dijo que vaya a su lugar de trabajo que cuando estuviera desocupado la atendería.

Una bofetada hubiera sido preferible; dio media vuelta y se fue. Mientras iba por el pasillo sintiéndose la reina de las idiotas juró no contarle más las novedades hasta que él no se las preguntara.

Qué se creía, ¡pedazo de idiota!, ¿que ella tenía que demorar el caso para que él siguiera con sus coqueteos?... ¡pero por favor! Como si a ella le importara algo la vida de él; sólo le importaba descubrir lo sucedido… que se vaya a revolcar con quien quisiera, ¡total era su vida!, estúpido, egoísta, mujeriego. Comenzó a calmarse recién cuando estaba llegando a la oficina de Marcelo.

_Cuando éste la vio le preguntó… Sol, ¿qué te pasa?’…..¡Nada!, contestó, ¿por qué me lo preguntás?, por la cara desencajada que tenés…. ¡algo te sucedió!, no podés mentirme.

_Todo por culpa de tu amigo Yago… musitó, es un arrogante que cree que todos somos sus esclavos, ¿te cuento qué me hizo?

-Luego de escucharla Marcelo le dijo …”yo no veo que te haya hecho nada, ni que te dijera nada para que estés tan enojada, al contrario , me pareció una situación de lo más normal, creo que vos fuiste la desubicada en meterte cuando los viste hablando de esa manera íntima”.

_Sol lo miró furiosa, entrecerró los ojos, pegó media vuelta y salió corriendo por el pasillo.

_Marcelo al quedar solo comenzó a reirse del enojo de Sol, …pensó…¡Qué necia!, todavía no se dio cuenta de que lo ama.

Ya era tarde así que tomó su abrigo, su computadora y se fue. Iba saludando a medida que salía, cuando llegó a la puerta alcanzó a ver el auto de Yago que partía raudo, nuevamente sintió es punzada en el estómago. Se va con ella--- pensó--- y se le instaló un malhumor que no lograba darse cuenta a qué se debía.

Llegó a su casa, comenzó a acomodarla con tanto ímpetu que hasta a ella le asombró; en un rato tenía todo acomodado. Cuando terminó fue al baño, abrió el grifo y tiró sales en la bañera, se sentía muy tensa y quería relajarse.


Fue a la pieza, se desnudó, y cuando estaba por ir al baño sintió que tocaban el timbre con una insistencia desmesurada.

Presurosa se puso la bata y fue a abrir. Cuando se fijó por la mirilla sintió un salto en su interior.Yago estaba ahí.

Por un instante dudó en abrir, pero luego lo hizo. Estaban frente a frente.

Yago rió… bueno, parece que llegué en buen momento.

_ ¿Querés que te ayude a bañar?, jajajaja

Sol lo miró, le salían flechas de los ojos. Yago se largó a reir… su risa era clara, alegre, contagiosa. Perdón Sol, sólo fue una broma, de ninguna manera te faltaría el respeto. ¿Puedo pasar? ---dijo--- pero ya estaba adentro.

_Se sentó en un sillón y le dijo….”Bueno, ¿qué era eso ¡tan importante! que querías decirme?

En ese momento se sintió peor aún porque se dio cuenta de que en realidad nada importante tenía para decirle, pero puso cara de circunstancias y le contó lo de su comunicación a Rosario.

El la miró fijo, se levantó del sillón, se acercó a ella que permanecía de pie y se fue acercando hasta que su respiración la sentía en su cara, su cuerpo se tensó. Bien Sol, bien…le dijo, y se marchó.

Cuando la puerta se cerró Sol se tumbó en el sillón, las sienes le latían con fuerza y le parecía sentir aún esa respiración agitada en su cara. Su mano tocó su mejilla y fue como si la mano de él la rozara. Sintió un sobresalto, ¿qué me está pasando?, masculló.

Se levantó de un salto, como si no quisiera pensar más, camino al baño se sacó la bata y ya en él estuvo como media hora en la bañera tratando inútilmente de relajarse. Sólo lo logró a medias, aún sentía esa respiración agitada de Yago cerca de su oído y una sensación extraña la invadió.

Al día siguiente fue a trabajar muy temprano, tomó un café bien cargado y cuando lo estaba terminando recibió la llamada tan esperada, desde Rosario, el mismo Comisario Principal fue el que habló con ella; le dio todos los datos de Irma pero no más de los que ellos conocían; lo que acotó el Comisario es de que el esposo de Irma, llamado Facundo Nóbile había muerto ahogado, pero que realmente su muerte había sido muy dudosa; que en su momento Irma, su
esposa no autorizó la autopsia pero que ahora podría hacerse de Oficio, e incluso realizar un ADN comparándolo con un hermano del occiso que vivía en Rosario, que eso sería muy interesante ya que ellos aún tenían serias dudas de su identidad y lo consideraban como un caso no cerrado aún.

Sol quedó muy interesada con lo que estaba escuchando y le dijo al Comisario que se lo comunicaría a su superior para que ambos acordaran el camino a seguir.

Yago estaba en su Despacho. Sol golpeó tímidamente y entró. El dejó su lapicera, se incorporó en el asiento y sus ojos taladraron a los de Sol. Esta se sintió incómoda; siempre se ponía así cuando Yago la miraba.

Suavemente comenzó a contarle lo que le dijeron desde Rosario. El semblante de Yago comenzó a cambiar hasta ponerse frío y apacible, sólo le dijo---- ¡comunícame!.

Así lo hizo… luego salió del Despacho dejándolo hablar en privado.




CAPITULO CUATRO



Habían pasado ya quince días desde que hablara con el Comisario Siciliano cuando sonó el teléfono en la oficina de Yago.Era éste quien lo llamaba para comentarle que si al día siguiente estaba desocupado iría personalmente hasta Buenos Aires por el tema de Nóbile. Yago dijo que lo esperaría y que se despreocupara del tema alojamiento ya que él se encargaría de todo.

Y así fue.

A las diez de la mañana Siciliano hizo su entrada en la Dependencia; Yago estaba esperándolo.

Se saludaron como dos viejos amigos, y lo primero que hicieron fue ir al comedor del edificio a tomar un café para conocerse un poco y hablar en forma general de la tarea de cada uno de ellos. Luego se trasladaron a la oficina del Yago. Después de casi dos horas de estar hablando---- ya eran las 13 hs.--- salieron a almorzar; en el camino Yago le dijo al Ordenanza que convocara a todo el equipo, sin excepciones, a una reunión para las 15 hs.


Almorzaron opíparamente, intercambiaron conceptos, modos de trabajos, y se estableció entre ellos una agradable camaradería.Ya eran las 14.45 hs. cuando pagaron y salieron raudos hacia la reunión acordada.

Cuando llegaron al Salón de Actos Múltiples, ya todo su personal estaba presente, Yago fue presentando a uno por uno… Sol Maná, detective, experta en captación de pruebas microscópicas; Marcelo Nua, especialista en obtención de pruebas
macroscópicas; Rubén Runa, médico forense de la Unidad Especial; Maximiliano Pego, detective, especialista en seguimiento , al igual que Daniel Abaud.

Ese era todo su equipo de trabajo. Tenía a los mejores del país y estaba orgulloso de ello.

Una vez que todos estuvieron presentados, el Comisario Siciliano tomó la palabra. Bueno, todos ustedes sabían de nuestras dudas acerca de la muerte del esposo de la Sra. Irma Figueira de Nóbile, es por eso que estoy acá… se exhumó el cadáver del Sr. Nóbile, se le hizo un ADN comparativo con su hermano que vive en Rosario y resultó Negativo.

Por lo tanto, todo indica que Facundo Nóbile no ha fallecido.

Mis subalternos de Rosario están trabajando sobre la identificación del cadáver y cuálfue el motivo por el cual el Sr. Nóbile se hizo pasar por muerto.

Ya fueron citados varios amigos anteriores del matrimonio en la jefatura de Rosario.

Algo positivo podría llegar a salir de estas declaraciones.

El Comisario Siciliano le pidió al jefe Yago que mandara a dos o tres de sus hombres a Rosario, a los efectos de trabajar juntos en el caso.Lo debía decidir enseguida pues él se estaba volviendo y se ofrecía a llevarlos.

Yago dijo que estaba de acuerdo, que irían sólo por tres días. Miró a todos y dijo irá Sol, Marcelo Nua y yo. Maxi, vos quedás a cargo hasta mi regreso, continúen con el caso, quiero que le den prioridad uno.

_Bueno, vayan a preparar el bolso, traigan sólo lo necesario, en una hora nos
encontramos acá---- dijo Yago a Sol y a Marcelo.

Sol no podía creer lo que estaba sucediendo… ¡que la hubiera elegido a ella!,
sentía que su corazón le latía fuertemente; su boca se había resecado y sus manos transpiraban….¡Dios mío! ¿qué le estaba pasando?

A la hora señalada estaban partiendo los cuatro rumbo a la ciudad de Rosario, Yago se sentó junto al Comisario en el asiento delantero y ella atrás, con celo.
Este la miraba riéndose con sus ojos y ella sintió que lo odiaba porque presentía que algo tenía relación con ella.

Fueron por la autopista, pasaron por una Estación de Servicio a tomar un café mientras cargaban nafta.La charla de los cuatro era amena y se relacionaba con los trabajos; se sabe que cuando hay trabajo en común no se habla de otra cosa.

Tardaron cuatro horas en llegar, el viaje le resultó agradable, ameno, todo lo que veía le gustaba. ¡Le encantó Rosario! Era una ciudad que no conocía, pero le gustaba todo lo que estaba viendo.


Sus calles pintorescas, plagadas de jacarandaes, todos florecidos con bellísimasflorecillas de color lila que contrastaban con el follaje verde oscuro

Pasaron frente al Monumento a la Bandera, toda esa estructura imponente de mármol blanco con sus escaleras, su llama votiva encendida, y, flameando allá, a lo alto, los colores de la Patria, hicieron que sus ojos se humedecieran por la emoción, giró su cabeza hacia delante y ahí se encontró con un par de ojos de mirada penetrante que la taladraban desde el espejo de su parasol.



Notó un sacudón al ver esos ojos fijos en ella. Hasta le pareció que la miraba con ternura -- sacudió su cabeza…. ¡No podía pensar eso!…Seguro que el cansancio le estaba debilitando el alma.

Volvió a mirar hacia la ventanilla y la abrió apenas, le parecía que le faltaba el aire.

A los veinte minutos llegaron a la Central; era sencillamente Imponente… su estructura antiquísima, su estilo sólido, firme, inspiraba admiración y respeto.

Fueron directamente al Despacho del Comisario. Ahí él le presentó a todo su equipo de trabajo… los anunció como la “ elite de la criminología rosarina “.

El Comisario le preguntó a Manuel Jackson--- quien había quedado a cargo--- sobre si había alguna novedad. Manuel le explicó que de acuerdo a algunos datos recabados entre amigos de la fallecida y algunos informantes de ellos, sería positivo que el señor Facundo Nóbile estuviera vivo, y tenían una pista bastante importante sobre su paradero, pista que por supuesto ya estaban investigando.

_Podría estar cerca de Rosario, en los suburbios y manejándose dentro de la ciudad donde pasaría desapercibido.Creo que estamos sobre la pista correcta.

_No entiendo el por qué hacerse pasar por muerto. Ni su esposa dudaba de su muerte, ¿qué lo llevó a ello?--- musitó Sol.

_Ya lo descubriremos Detective, todo a su tiempo….

Bueno dijo el Comisario, ya es hora de ir a descansar, el hotel está reservado, hay tres habitaciones para ustedes en el hotel Alvear, es muy lindo. Tiene comedor así que cenen y descansen. Mañana a las 8 nos reunimos acá. Uno de los míos los llevará ahora y mañana los irá a buscar; todos los gastos están pagos.

Realmente el hotel era espectacular, era un Apart, una pequeña cocina, una zheladera surtida, un baño espacioso, blanco, reluciente y una habitación con una mesa laqueada con dos sillas, un chiffonnier con un televisor inmenso sobre él y una cama matrimonial que de verla ya se tentaba uno para acostarse.

Un ventanal formaba un semicírculo detrás de unos cortinados gruesos, pesados, imponentes ¡realmente hermoso!

Se duchó, y ya estaba terminando de cambiarse cuando tocaron a su puerta, corrió a abrir sin saber el por qué de su apuro, y al abrir la puerta se encontró con sus dos compañeros que la habían ido a buscar para cenar.

Tampoco sin saber por qué sintió bronca de que yago no estuviera solo.




CAPITULO CINCO

Los tres bajaron al comedor. Una mesa fría, llena de exquisiteces los tentó, comieron opíparamente y tomaron un especial vino Rodas Malbec, cosecha 2006; luego pollo asado con ensaladas mixtas y terminaron con un bombón helado.

Toda la cena fue especial; el lugar, la musica suave, y Yago ahí muy junto a ella rozando su pierna en cada movimiento..Sol sentía el calor en su pierna a través de sus medias de nylon, y la pierna de Yago era como un imán para ella, quería correrla pero automáticamente volvía a apoyarse en ella.

Yago se hacía cargo de la situación pero su rostro no denotaba expresión alguna, hacía bromas con ella y especialmente con Marcelo, su gran amigo. Ellos sólo se miraban y sabían qué se decían el uno al otro.

Cuando cerraron la cena con el café, Sol les dijo que se iría a dormir, Yago opinó igual, pero Marcelo argumentó quedarse para relajarse un rato. A Sol le pareció notar una risa en los ojos de Yago pero no se detuvo a analizarla.

Subieron por el ascensor y al llegar al piso de la habitación de Sol, Yago le dijo firme y decidido---- ¡te acompaño!... ésta no pudo decir palabra.

Entraron a la habitación, Yago la recorrió y le dijo a Sol---podés estar tranquila, todo está en orden ¡Gracias! musitó apenas.

Sol fue hasta la puerta para que Yago saliera , pero cuando estaba por hacerlo sintió una respiración en su nuca y unas manos que se ajustaron a sus caderas; automáticamente se irguió y su cola se levantó sintiendo el sexo de Yago firme e imponente.

Toda ella comenzó a temblar, su lengua recorría los labios que notaba secos y anhelantes.
Yago la giró suavemente y con una dulzura y delicadeza inigualable le abrió la boca con su lengua y luego, dentro de ella comenzó a jugar con la suya.

Sol no pudo controlar su exitación y su boca respondió a ese inesperado y apasionado
beso; las manos se aferraron a su espalda y todo su cuerpo se entregó a esa pasión
única.

De pronto yago la apartó----- ¡Perdón!--- le dijo, abrió la puerta y salió raudo.

Sol no podía entender nada, su cuerpo se aplastó contra la puerta y sus ojos
comenzaron a llorar. Lloraba de bronca, de impotencia, de humillación, de amor….. ¡no entendía nada! ¿cómo podía pasar de un estado a otro así? ¿Qué estaba haciendo con ella?

Yago llegó al ascensor todavía jadeante, estaba enojado con él mismo por no poder controlar sus impulsos.

El era un hombre de mundo!, cómo podía sucumbir ante esa cara bonita que cada día necesitaba más--- debo borrarla de mi mente pensó, sacudió su cabeza y tomó el ascensor.

¡Lo que Yago no sabía era que ya no podría borrarla jamás de su corazón!

A las 7.30 hs. los tres ya estaban desayunando en el salón del hotel, la expresión de Yago era pétrea, nada manifestaba su cara, sólo sus ojos parecían dos ascuas prendidas, Marcelo sin hablar, miraba disimuladamente a ambos mientras comía unas riquísimas tostadas con manteca.

A las 8.15 hs. ya estaban en la Jefatura, Yago fue al Despacho del Comisario, ella y Marcelo al Salón de Actos Múltiples donde ya los estaban aguardando los detectives.

Saludaron a todos y luego de los comentarios de rutina fueron abriendo sus
cuadernillos de apuntes.

Estaban cotejando datos cuando sonó el celular de Mario, uno de los detectives; éste hablaba cuando su mano se levantó en señal de atención…. Todos callaron y escuchaban; terminó de hablar y dijo, vayamos saliendo.


Leandro…. ¡llamá al Escuadrón!…. Me acaban de decir que vieron a Facundo Nóbile en la peatonal; apurémonos.

Se separaron en grupos, todos tenían la foto de Nóbile para su identificación; un grupo empezó a transitar la peatonal Córdoba desde la calle Corrientes hasta la calle San Martín; el otro grupo comenzó en la calle San Martín bajando hacia Corrientes.

A esa hora de la mañana la peatonal era un mundo de gente, costaba caminar entre ellas y poder observarlos a todos, de pronto, en una mesa en la acera, tomando un café, estaba facundo; tenía el pelo teñido de negro, usaba bigotes y lentes pero sin lugar a dudas era él.


.Se comenzaron a comunicar y fueron haciendo un círculo hasta que Mario se acercó,
le mostró su credencial y mansamente se dejó poner las esposas con las manos en la
espalda.

Lo subieron al auto y partieron raudamente.

Todo era un alboroto en la Seccional, el Jefe los felicitó por la eficacia y prontitud de su trabajo.

A Nóbile lo pusieron en una celda para el “ablande” como se dice en la jerga
policial… un buen rato solo en una celda hace que la persona declare más rápido; es una técnica que generalmente da resultados.

Como el tema era complicado, Nóbile estuvo solo en la celda de interrogatorios hasta
las tres de la tarde, a esa hora entró Mario junto a Raúl Demichelis, el Jefe de la Sección
Interrogatorios, considerado como el mejor.

Era alto, atlético, sus facciones eran perfectas, pero sus ojos ¡ahhhhh…. sus ojos!… hacían que uno conociera el miedo aún siendo inocente… jamás había visto una mirada tan fría y asesina como esa.

Creo que esa mirada era la herramienta que él utilizaba para lograr sus objetivos.

A esa hora, Sol se retiró al hotel. Sólo iba a bañarse, cambiar su ropa, tomar algo bien caliente y volver a la Comisaría.

Ya en la pieza, pidió que le trajeran el té con algunas galletitas. Luego de esto se desnudó y se metió en el jacuzzi para bañarse y a la vez relajarse un rato.

Estaba saliendo de la bañera cuando golpearon a la puerta, rápidamente se puso la bata y fue presurosa a abrirla.

Cuando lo hizo, la sonrisa se le congeló en la cara… ahí… parado, con una mano apoyada contra el marco estaba Yago.

-Terminó de abrirla y éste entró como una tromba, visiblemente contrariado….. Sos una inconciente Sol---le dijo--- te busqué por todos lados….¿tanto te costaba decir que venías al Hotel?

--Pero….dijo Sol---¿cuál es el problema??

--¿Cuál es el problema? ¿no te diste cuenta de que todavía no sabemos quién o quiénes, ni por qué entraron en tu casa?

--Bueno Yago… no te enojes balbuceó Sol, realmente no me di cuenta.

Yago estaba molesto y fue a sentarse en la cama justo al lado de donde ella acababa de sentarse.

--¡Parecés una chiquilla que no razona!-- No se para que te traje.

--Mirá Yago---casi gritó Sol—la verdad es que ya me cansaste, me tratás mal, me humillás, me besas sin que te lo permita.

--¿Ah no?---dijo Yago--- ¡a mí me pareció que hasta lo disfrutaste!

No había terminado de decirlo cuando la mano de Sol se extendió en dirección a su cara; él fue tan rápido y preciso que la paró en el aire, le giró un poco el brazo y la tiró sobre la cama.

Sol trató inútilmente de zafar, él se recostó a su lado y su mano comenzó a acariciarla suavemente, sus dedos recorrían sus piernas que se mostraban a través de la bata e iban subiendo parando en su ombligo para acariciarla con toda la palma extendida.

Ella elevó sus brazos y aprisionando su espalda lo atrajo hacia sí, ya ninguno de los dos podían pensar, ambos habían sucumbido ante la pasión.Sus bocas se buscaban insaciables, sus lenguas se reconocieron y acariciaron, él comenzó a desvestirse cuando un golpe en la puerta los hizo volver a la realidad.

----¿Si?--- apenas musitó Sol---

----Soy yo, Marcelo, llegué a cambiarme y pasé a ver si estabas bien.-

----Si, Si, dijo Sol, ya bajo, ¡te espero en el comedor!

Yago ya se había vestido----- Gracias a Dios que vino Marcelo----dijo----sino hubiéramos cometido una estupidez.

Dijo esto y se fue.

Ahora Sol no estaba angustiada, estaba sencillamente furiosa, lo odió con todo su cuerpo, con todo su corazón, y sintió rabia de ella misma que se rendía ante esa pasión que le quemaba las entrañas.

Juró no pensar más en él y sacárselo completamente de la cabeza.

Lo que Sol tampoco sabía era que no se lo podría sacar nunca más del corazón.




CAPITULO SEIS


Demichelis y Cuevas entraron a la Sala de Interrogatorios, Facundo Nóbile estaba sentado en una punta de la mesa, esposado a la misma. Lo primero que hizo fue pedir un cigarrillo; el detective Cuevas le dio un atado y le prendió uno.

La técnica del interrogatorio de Demichelis era inimaginable, luego de una hora el detenido le estaba contando de que él era “traficante de drogas”, que las compraba siempre al mismo proveedor y luego las revendía; pero que muchas veces sólo vendía las que eran de propiedad de su proveedor.

---Sigue dándonos detalles Nóbile, porque hasta ahora no has aportado nada al
asesinato de tu esposa---dijo el Inspector Demichelis.

_¿Quién es ese proveedor del cual estás hablando?

---De ninguna manera lo diré si no me prometen inmunidad, un cambio de identidad, vivir en otro lugar, casa, y un trabajo. Si no hacen eso seré hombre muerto.

_Me parece que pides mucho para no dar nada----dijo Mario

_Es mucho lo que puedo darles porque es el nombre del mayor proveedor de drogas de Rosario; él es quien la distribuye acá y en todas las localidades hasta la ciudad de Rufino.

Mario y Raúl se miraron; este último le dijo que la decisión no la podían tomar ellos, pero que para el día siguiente le tendrían la respuesta.

Cuando volvieron a la mañana siguiente le ofrecieron la inmunidad que había
solicitado pero sólo después de su declaración y de haber comprobado fehacientemente la veracidad de sus dichos.

_Comenzó con su relato. Sus manos temblaban visiblemente, era notorio el miedo que sentía, sabía muy íntimamente que había llegado el momento de la verdad; a él no le importaba ya mucho su futuro, pero quería vengar la muerte de su esposa, ellos sabían que ella siempre estuvo al margen de sus negocios; no fue justo lo que hicieron.

_¡Estamos esperando!. ¿ vas a seguir o no?---- dijo Demichelis--- su voz ronca y profunda lo volvió a la realidad.

_Sí, sí… sigo----dijo.

_Yo traficaba drogas directamente con Gino Belco, ustedes ya saben quién es
Ambos policías se miraron fijamente, Belco era el objetivo de cuanto policía circulaba por la ciudad; todos sabían de sus negocios y maniobras dolosas, pero nunca se pudo demostrar nada; quizá esta fuera la primera vez que tenían a un testigo que podía mandar a Belco a prisión.

_Facundo siguió… “en una oportunidad, Gino me dio drogas de su propiedad para distribuir, el monto era de cien millones de pesos---- y me tenté.----; la distribuí a toda, pero con el dinero compré diamantes a un contrabandista conocido en ese entonces, tanto por mí como por Gino.

_Seguí, dijo Cuevas--- ¿qué sucedió luego?---- porque seguimos sin entender.

_Los diamantes los puse en una bolsita de tela dentro del caño hueco de mi cama matrimonial y tapé el caño con el herraje correspondiente.

-A Gino le dije que me habían robado el dinero.

_Contraté a unos tipos para que me pegaran pues así me parecía que mi historia tendría más asidero.

_Gino no me creyó , se hizo el que me creía y me dio ordenes de recabar datos de mis asaltantes, pero con el rabillo del ojo ví la señal apenas perceptible que el hizo a sus guardaespaldas, y la orden no era otra que, ¡mátenlo!.Salimos a la calle y ya en ella y en un descuido de quienes estan esperando el momento para matarme, logré escapar.

-Me fui escabullendo entre los transeúntes, me escondí en un negocio, deshice el camino recorrido, hasta que luego de una hora comprobé fehacientemente que los había perdido.

_Ante todo eso me fui a la costanera donde tenía gente conocida y, aprovechando la muerte de un indigente , lo pusimos en un bote con mis documentos y algunas pertenencias mías; las suficientes como para que dieran por sentado de que el muerto era yo.

-Eso es todo lo que sucedió.

_Luego cambié mi apariencia, mis contactos, y seguí en el negocio de las drogas, ganaba mucho dinero, por eso le mandaba a mi esposa para que viviera dignamente.

-Ella creyó que era de mi pensión, pues siempre le llegaba a través del Banco.




CAPITULO SIETE



_Bueno, ahora las cartas están sobre la mesa.

_Yo no se qué pasó, sólo supongo que detrás de esto está la mano de Belco.

-El se enteró de que yo había comprado diamantes cuando luego de torturar al que me los vendió, éste terminó contándole todo. Luego de eso lo mató.

---¿Pero esas son suposiciones , o datos concretos?---- dijo Cuevas.

---¡No! son concretos, Bartolo dormía en la calle en ese entonces y vio muy bien cuando lo tiraron muerto del auto de Belco.

---Pero… ¿ el propio Belco torturó, mató y tiró a la calle a tu proveedor de
diamantes?

---No, dijo Facundo, Belco jamás lo haría. Para esa clase de trabajo tenía a José Tano, fue y sigue siendo su mano derecha. El es el que hace que no quede ningún cabo suelto.

_¿Y tu amigo Bartolo lo vio a Tano tirándolo?

_Si, lo vio, él fue el que me contó todo con lujos de detalles.

Demichelis inmediatamente dio la orden de que trajeran al tal Bartolo a la
Dependencia.

El círculo comenzaba a cerrarse.

Demichelis presentó ante el Juez Fabio Perazzi una solicitud de allanamiento en la vivienda de Belco.

Ya con la orden de allanamiento y detención por asesinato del Sr. Nicolás Gauna (el proveedor de diamantes de Nóbile), se comenzaba a transitar el camino que según los
detectives, tendría que llevarlos hasta la muerte de Irma.

El allanamiento resultó exitoso ya que se encontraron en un sótano, muy bien
resguardado de la casa, toda clase de drogas, superando la cantidad que cualquiera de ellos pudieran haber imaginado; además, y esto quizá sea lo más incriminatorio, la contabilidad básica y casera con los ingresos de la venta de drogas y los nombres de los vendedores.Una verdadera joya para la causa que ya estaban formando.

En el interrogatorio, Belco y Tano se incriminaron mutuamente, pero el autor intelectual de todo resultó ser Belco y el autor material, Tano.

Por lo tanto, ambos quedaron detenidos.

Pese al ducho manejo de sus interrogatorios, el detective Demichelis no lograba hacer que Belco admitiera la autoría del crimen de Irma.

Cuando todos los argumentos habían sido agotados, el Dr. Luis Nirich, abogado del Tano, pidió hablar con ellos. El objetivo de la entrevista fue pedir la reducción de la condena de su defendido a cambio de que éste cuente quién, cómo y por qué mataron a la Sra. De Nóbile.

Luego de una reunión entre el Juez, el Abogado, el Comisario Leandro Siciliano, el Jefe de la Unidad Criminalística Yago Skovich y el detenido José Tano, se cerró definitivamente el círculo.

Belco sabía que los diamantes existían, creyendo también en la muerte de Facundo Nóbile y de que su esposa se había quedado con ellos, pensando a su ves que estaban escondidos en la casa de ella.

Pero Belco se equivocó. Al querer entrar a la casa de Irma confundió el número
entrando primeramente en la casa de Sol. Cuando se dio cuenta de su error, reubicó la casa y fue ahí donde luego de buscar afanosamente y no encontrando nada, torturó a Irma hasta que su corazón no aguantó más y dijo basta.

El caso había quedado resuelto. El círculo se había cerrado.




EPILOGO





El Comisario Siciliano invitó a todo el equipo a cenar, incluyéndolos a ellos.

Era para festejar la resolución de un caso tan retorcido como ese, y además… una forma de despedirlos, ya que al día siguiente volverían a Buenos Aires.


La cena estuvo genial, exquisito el asado, las achuras, las distintas ensaladas, el vino,el lugar…. Todo…..todo de diez, también el clima que se vivía y las anécdotas
relacionadas con el caso.

Era la una de la madrugada cuando Sol se despidió de todos, agradeciéndoles el compañerismo que
había recibido de ellos y manifestando el cansancio que tenía.

Estaba entrando a su habitación cuando una voz profunda y amada le dijo con
firmeza---- ¡ entremos!

Sol no atinó a decir nada, ya dentro de la habitación, y todavía en penumbras, unos brazos fuertes y anhelantes la cercaron, sus bocas ávidas se buscaron desesperadas, encontrándose y disfrutándose…

_Yago musitó…. ¡Por Dios Sol, Cuánto te amo! . no quiero perderte, le ganaste a mi corazón.

Sol nada dijo, solamente se ciñó más a su pecho y sus brazos enlazaron su cuello trayéndolo hacia ella.

No hacían falta palabras. Sus cuerpos hablaban por ellos.