“Hipervínculos”
Nuestro planeta ha estado sufriendo una transformación que lo ha vuelto insensible al hombre. Lo paradójico es que precisamente fue él quien lo ha conducido a este estado, como resultado de la continua adaptación a sus nuevas necesidades, aquellas que alguna vez no existían porque ni siquiera se habían planteado. El crecimiento poblacional motivó la búsqueda de recursos para abastecerlo y la puesta en movimiento de esa maquinaria dio origen a un nuevo orden que satisfizo ese proceso y como en todo cambio se produjo una polaridad entre progresistas y conservadores. Obviamente, los primeros estuvieron embanderados por la juventud, que pujó por establecer sus pautas de vida, dejando a los experimentados pero obsoletos ecologistas a la vera de las decisiones y recluidos en un mundo al que no les interesa pertenecer.
Esta barrera generacional se ha manifestado en los centros habitacionales que se han desarrollado casi exclusivamente para los adolescentes dejando relegado al hombre maduro a vivir en las afueras, en villas periféricas, alejadas de la extenuante aceleración urbana.
En un bar ubicado cerca del centro de transferencia urbana, a orillas del Río de la Plata se encuentra un grupo de jóvenes activistas del Partido Progresista, todos ellos menores de edad y ansiosos por formar parte de la evolución que el mundo está desarrollando. Todos ellos ostentan adminículos electrónicos de última generación por los que demuestran admiración, y pareciera ser que son su único tema de conversación.
Andrés está sosteniendo una videoconferencia con Patricia en su teléfono celular, una joven que acaba de conocer en la red, mientras sus compañeros esperan como resultado una salida conjunta con las amigas que esta pudiera conseguir.
-Invítalas al estadio holográfico- le dice Pablo – hoy presentan a “Los Güeros”.
Andrés lo mira con desprecio y continúa con su conversación en el aparato -Deberíamos encontrarnos y conocernos personalmente (en tono seductor).
-Creo que ya nos hemos conocido lo suficiente, contesta Patricia a la vez que cancela la comunicación.
Andrés indignado le pega un pequeño golpe en la cabeza a Pablo, que el acepta resignado.
-Sos increíble, Pablo… Siempre tenés que arruinar las cosas.
Kevin los interrumpe: -Esto siempre va a pasar mientras nos encerremos en este lugar a jugar con estos aparatitos… Deberíamos ir al estadio como dice Pablo y conocer mujeres verdaderas, en lugar de cosechar fracasos virtuales.
-Parece que todos olvidaron qué día es hoy –Dice Roberto, el cuarto integrante del grupo – Debemos asistir a la base del partido a debatir sobre el tema de la manipulación genética.
Todos lo miran con desprecio aunque con conformidad, porque saben que es una cita ineludible.
Unos minutos después, el séquito se encuentra en un automóvil desplazándose a alta velocidad por la autopista que los conduce a la sede del partido Progresista. Al ingresar, el pequeño Pablo le dice a Andrés:
-¿Esa no es Patricia…?
Andrés al notar que tiene razón, se abalanza a su encuentro sin siquiera contestarle a su amigo.
-Tremenda vocación partidaria la de este muchacho –Dice indignado Roberto, mientras él y sus amigos se sientan en las butacas prestos a participar de la conferencia en tanto Kevin lo hace al lado de Patricia unas filas más adelante.
En la tarima, un joven de no más de quince años inicia el debate, y su rostro se ve ampliado en varias mega-pantallas distribuidas por toda la sala.
-Como todos sabemos –Dice Amílcar, el presidente del partido –Lo que debemos establecer aquí, es de qué modo debe aceptarse la manipulación genética en nuestra sociedad, que ya ha sido aprobada por el gobierno en las últimas horas. No obstante ser un hecho irreversible, es muy importante decidir cuál debe ser el alcance de esta ley.
El joven hace una pausa y las pantallas empiezan a reflejar algunas imágenes que grafican las diferencias entre los protocolos presentados al debate.
-En primer lugar –continúa – Se encuentra la propuesta 31, que restringe la facultad de los laboratorios a los embarazos, lo que significa que solo puede producirse un cambio genético de generación en generación, lo que conlleva un retraso en lo que al partido progresista persigue, que es la globalización de aptitudes tanto motrices como mentales en la humanidad.
Las pantallas muestran imágenes de diferentes prototipos de seres humanos, con capacidades diferenciadas.
-Lo que nuestro partido pretende, es que se le permita a cada quién, ejercer su derecho natural a cambiar; a poder modificar sus expectativas de vida y de relación, mejorando tanto su contextura física como su capacidad intelectual, y así poder romper con la hegemonía de los habitantes de Ciudad Estelar en el desarrollo de la historia de la humanidad.
En ese momento, se produce un tumulto en torno a unos adultos, de no más de treinta años, que se manifestaron negativamente a las declaraciones del líder progresista, haciendo que los guardias de seguridad los expulsen del recinto, para no generar mayores disturbios.
Uno de los involucrados en la protesta es Alex, quien una vez afuera continúa quejándose en voz alta, para hacerse oír por los participantes en el evento.
-¡Ustedes no saben en lo que se están metiendo…! –Grita Alex -¡Esto nos conducirá a la desaparición de nuestra especie! -Repite varias veces hasta que nuevamente los guardias vuelven a increparlo, haciendo que desista de desafiarlos. Alex se aleja acompañado por el grupo que encabeza y ha estado con él en el disturbio, mientras la conferencia continúa hasta dar por aprobado el proyecto que se presentará a la asamblea legislativa gubernamental, y que seguramente será votado favorablemente dado que el partido Progresista posee la mayoría absoluta en ambas cámaras de representantes.
-No debemos darnos por vencidos –Dice Alex a sus compañeros -Estos pendejos no tienen la menor idea de lo que nos espera si esta modalidad se aprueba… creo que llegó la hora de actuar sin más vueltas.
-¿A qué te refieres con actuar -Dice Ana, una de sus seguidoras.
-Creo que debemos formar un frente entre los adultos, para que retomen el papel de educadores que siempre han tenido… No podemos dejar de lado nuestra experiencia ante el advenimiento de un cataclismo como este.
-Te estás olvidando que ellos tienen todo el poder –Dice José –Nosotros no estamos en posición de ejercer ninguna autoridad sobre los jóvenes, quienes se han independizado de sus familias desde que se produjo la revolución generacional.
-Yo nunca hablé de ejercer autoridad alguna, porque eso nos conduciría a algún tipo de violencia que la historia nos ha demostrado sería contraproducente… solo digo que si no nos unimos los que hemos sufrido experiencias atroces por parte de los seres auto-gestados, y que son el ejemplo a seguir de nuestros hijos, solo estaremos ayudándolos a conseguir su propia extinción.
-¿Y qué propones que se haga, entonces?
-Aún tenemos la red de comunicaciones, que afortunadamente sigue siendo gratuita; debemos inundarla con imágenes de nuestras experiencias para que puedan ver por sí mismos lo que les espera si continúan con esas ideas.
-¿De dónde sacaríamos imágenes verídicas…? Tú no puedes más que contarnos lo que te sucedió, y nadie te creería; además nosotros ni siquiera lo hemos vivido -Dice José.
Alex se queda pensativo y luego se separa del grupo para caminar por la rambla, sabiendo que José tiene razón, pero consciente de que algo debe hacerse al respecto.
A su mente llegan imágenes de Sara, que desde que los alienígenos los devolvieron a la tierra decidió alejarse de él y han perdido contacto desde hace varios meses. Al pasar por un barrio de casas bajas, en un suburbio remanente de la gran ciudad, escucha voces en medio de una discusión familiar proveniente de una de las casas. Una joven de unos quince años sale a la calle y se aleja intempestivamente.
"Suburbio"
Alex se cruza con ella, que prácticamente se lo lleva por delante, tropezando y dejando caer sus pertenencias, las que lleva en una pequeña mochila. Él la ayuda a recogerlas introduciendo algunos objetos nuevamente en ella y devolviéndosela, notando que entre ellos se encuentra una jeringa, una pipa y otros adminículos usados frecuentemente para la inoculación de algún tipo de drogas.
-¿Te encuentras bien…? –Le pregunta cortésmente Alex aunque sin esperar respuesta por parte de la joven, lo que sería inusual entre personas de diferente generación. Extrañamente, la adolescente apoya la cabeza en su hombro y empieza a llorar en sus brazos. Alex se ve obligado a consolarla y la sienta a su lado en una banca frente a la rambla de la costanera porteña.
-¿Y bien…? –Insiste él, cuando Rita lo abraza y empieza a besarlo, haciendo que Alex se separe inmediatamente de ella, a quien considera una niña.
-¿Qué le pasa a usted… es gay?
-No querida, pero de lo que sí estoy seguro es que soy muy diferente –Dice Alex en un tono fraternal – De hecho soy mucho mayor que vos.
-¿Qué hay de malo en eso…?
-De malo nada… pero si no lo has notado, ni siquiera pudiste tutearme, lo que indica que no me consideras igual.
-No entiendo que quieres significar con eso –Responde ella enfatizando que sí lo está tuteando – Vos no serías el primer hombre mayor que se acuesta conmigo.
-Para que las cosas queden en claro, nosotros “No” nos vamos a acostar –Dice Alex –solo estoy contigo porque veo que estás en problemas… escuché los gritos de tus padres y pensé que quizás necesitabas conversar con un adulto que no fueran ellos.
-Lo último que necesito ahora es un adulto… digo para conversar –Dice esto último con los ojos humedecidos, haciendo que Alex vuelva a confortarla en sus brazos, poniendo su mano sobre su cabeza.
-Creo que lo que necesitas es dormir un poco –le dice mientras se levanta y la toma de la mano para que ella lo acompañe. Caminan unas cuadras y ellos entran a un edificio en los suburbios donde vive Alex, quien golpea a la puerta de Ana, su vecina y ambos entran a su casa.
-¿Nos puedes prestar ayuda? –Le dice Alex a Ana, que los recibe en bata de cama.
-¿Quién es esta niña…? – Responde ella.
-Tu nueva hija postiza –Responde él enfrentándose a las agresivas miradas de ambas con una sonrisa esquiva aunque seductora –Mejor ahora no pensemos nada al respecto, creo que todos debemos dormir un poco para poder ver esta situación con ojos matinales en el desayuno –Y las deja solas retirándose a su propio departamento, y ya en la puerta le dice a Ana:
-¿Vos habías preguntado de qué forma vamos a resistir a esta administración despótica…? –Esta es nuestra oportunidad de averiguarlo… las veo en la mañana, yo traigo las medialunas.
Cuando Alex cierra la puerta ellas se quedan mirando una a la otra sin decir una sola palabra, hasta que Ana toma unas sábanas de un ropero y se la arroja a Rita diciéndole:
-Por ahora acomódate en ese sillón… Mañana veremos cómo sigue todo esto.
Rita deja caer su mochila en el piso y se arroja a sus brazos llorando, por primera vez enseñando su aspecto de niña.
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