Poesía en Tres Etapas 

Pedro Felipe López

 

  

 Despertar 

 

Casi todavía es de noche y has salido de la cama, 

y aquí, junto a mí, entre el colchón y las cobijas

ha quedado tu cálido olor, el cual se ensaña con mi

sensualidad, que permanece llena de pasión.

 

Solo la memoria del cálido olor crudo de tu

cuerpo amado, ha quedado entrelazada entre

mis dedos y la suavidad de las sábanas.

Y cuando tu esencia palpable llena mi silencio vacío,

entonces la memoria de tu silueta desnuda viene

a hacerse cómplice de mí, que corro a escaparme

a manera de fuga en tono menor.

 

 

Duermes

 

He llegado a la cama y te contemplo durmiente.

tú allí, sin saberlo, me hablas con cada pedazo,

que caprichosa y distintamente formados

armonizan, bifurcadas, al final de la curvatura

de tu espalda.

 

Junto a mí, al unísono, un conjunto de voces

arrulladas por la brisa, serpentean tú figura

cantando armoniosamente a tu silueta, y es allí

donde casi se presiente una semejanza con una

sinfonía torrencial de sentimientos desbordados

por la tormenta de pasión nueva.

 

De pie te miro, acaricio y exploro tu suave piel con

mis sentidos no táctiles, que me regalan espejismos

de humedad colmados de sabor y olor a ti,

Mientras que las palmas de mis manos impacientes,

esperan a que sea menos criminal despertarte a

caricias de amor, de otras formas pecadoras.

 

 

 

No estas

 

Acabas de salir y ya te extraño.

Y es que tú, a manera ladrona,

me has robado tu cuerpo

en el silencio de la noche fría.

 

Crudos en mi boca han quedado la

entrega del sabor íntimo de tu cuerpo. 

Y en mis oídos, al igual que campanas, 

palpita el eco de las palabras de amor,

que me has dicho, con desenfado de pareja joven. 

 

Todavía de noche, en mí reviven

mis más voraces apetitos de ti,

dejándome vacío por tu ausencia. 

 

¡Encarcelados dentro de mí tengo

tantas cosas que no te he dicho y me duelen!  

¿Me pregunto si al saberlas tú me dejarías?

 

 

Haciendo tu cama

 

 

A media mañana he venido a tu casa

y he visto tu cama sin hacer

y siento una grandeza de vació y soledad 

que hacen de tu aposento un lugar casi sacro

como un templo, totalmente desconocido por mí.

 

Y es entonces que solamente lo más dulce

del amor que te tengo, se convierte

en movimiento, y entre caricias, olores y besos,

he hecho tu cama henchido de pasión,

para que con tu complicidad sea maltratada

una vez más, cuando esta noche,

su densa oscuridad nos regale nuestra más deseada intimidad.

 

  

 

 

Hay un rival…

 

De pie, junto a tu lecho contemplo el dorso

de tu cuerpo desnudo – perdido en un profundo

limbo de embelesos, y yo aquí, como guarda

de vigía, al contemplarte casi siento la realidad

de tu desnudez.

 

Contemplándote, mis sentidos se llenan de la

esencia y el sabor de tu cuerpo, y aunque no

veo tu cara sumergida en la profundidad del sueño;

me lleno de celos, y rábido veo como la almohada

en forma rapaz, me roba de tus labios hinchados,

besos con sabor a tempestuoso mar.

 

 

 

 

Sabiduría del tiempo

 

 

Como con el vino, mi edad ha intensificado

alguno de mis caudales.  Hay algo de privilegio

en saber entregarse a cuanta forma caprichosa se desea,

 

Por eso te doy libertad de que sin importarnos

nada ni nadie, embarquemos en nuestros sentidos

para descubrir nuestros más oscuros y profundos ámbitos;

ya, que, por la naturaleza de este amor,

no es consentido desperdiciar un solo instante de realización.

Eso sería nuestro pecado capital… y peor aún, algo absurdo. 

 

 

 

Ven…  Acuéstate en mí

 

 

Hemos hecho el amor y el cansancio se ha

apoderado de nosotros.

Ven, acuéstate en mí. Vamos a dejar que

una nueva combustión nos lleve a un nuevo éxtasis.

 

Es que contigo acaricio la dulce idea de la repetición

después de cada ocaso, volver a amar,

es el triunfo de una nueva vida, y me digo que

algún día llegará la dicha de que me regales

tu sueño infantil -  casi angelical, solamente alterado

por el vaivén del respirar de tus labios carnosos.

 

 

 

Me Buscas

 

 

Hay una cierta malevolencia en tu insistencia

incendiaria que adoro cuando en medio de la

noche en mi fatiga me buscas, cuando tú,

viéndome casi desfallecido,

he tomado protección bajo

la sábana generosa.

 

¿Pero cómo escoger reposo ante el regalo

de tu desnuda imprudente impetuosidad? 

Y es que no sería justo condenarte a mi abulia;

Eso solo sería absurdo, patético o peor aún un acto fatal.

 

 

 

Un nuevo pacto 

 

 

Te pregunto ¿Es qué no conoces a Nirvana?

entrégate a mí y deja que mi intención y la

sabiduría vieja adquirida en mi poesía de amor

te corroan cualquier remanente de pureza

absurda, casi virginal que exista en ti.

 

Conmigo viajaras en el fuego de la pasión a un

nuevo paraíso.  Entrégate a mí en completo

abandono y me inspirarás a tomar de ti lo

totalmente esencial, que insatisfechamente

sobrecarga tu gravitación.

Yo te haré bendecir el vació que sigue al éxtasis.

 

 

Autorretrato

 

 

Bañándonos desnudos he visto en el agua

el reflejo de tu imagen, más que mirar

la propia imagen mía. Ahora aquí, en 

medio de mi soledad, frente al espejo

manchado por el tiempo, ya casi gastado

de reflexiones, veo lo cruel y descarnado

de la vida.   Una voz que me grita,

con elocuencia brutal los presagios

de una posible venidera soledad.

Y así mostrándome la mutilada imagen

de mi vida vacía sin tú presencia.

 

 

 

 

Ausencia

 

 

Amor mío, siento la distancia que media

entre los dos en medio de esta noche,

y trato vanamente de hacer algo para

consumir mi falta de ti, pero el silencio

casi total de la noche se siente silbar en

mis oídos en esta casa que se vuelve tan

grande que me pierdo en mí mismo.

 

Todos duermen menos yo. 

afuera ha comenzado a llover y a través

de la ventana, veo la figura de alguien joven,

un caminante solo y en su empeño,

camina, busca y espera, que con su imagen

me lleva a mis días pasados de búsqueda

en la noche, cuando derrotado con el alma

fría y las ropas caladas de lluvia hasta

los huesos, iba en ruta a una cama sepulcral.

¡Cuánto bendigo tu llegada a mi vida!

 

 

 

 

Antes que llegue el invierno

 

 

Voy a pintar las paredes de color del espacio

y a llenar de aromas incitantes con apetitosos besos.

Después - juntos entrelazaremos nuestros cuerpos

desnudos sobre un lecho de rosas, sazonadas con

albahaca y romero, y allí, con la ventana abierta,

esperaremos la visita de la luna en nuestra cama.

Para que nos envuelva pudorosamente.  Y vestida

Con su estela, nos regale una póstuma fantasía de amor virginal

 

 

Avant de quiter

 

Ven, antes que te vayas, o mejor aún antes que me vaya yo.

Ven y vamos a tomarnos una copa de recuerdos con sabor a mar,

y con sueños e imágenes de promesas de amor eterno,

que al final terminaron ahogadas en las traicioneras aguas

de la playa.

 

Ven, y después te propongo absolvernos de culpa

de haber malogrado nuestra promesa de amor;

si total qué al fin, el último suspiro del que sobreviva

de nosotros dos, con inmensa misericordia, nos dará la paz.

Poesía en lo brutal

 

 

Veo una figura doliente, enmarcada contra el ciclorama

gris y nebuloso cielo del crudo invierno, y ese soy yo.

 

Yo que al igual que el lobo solo, en lamentoso alarido

me doleré de mi hambre, mientras que al igual que él,

cansado, solo y hambriento, agonizaré, y entonces,

en un esfuerzo más, lograré el acto heroico de respirar

hasta el próximo respiro, quizás para llegar a la absurda

meta que es, consumir el último instante de mi vida.

 

Yo, al igual que el lobo sobreviviré hasta que nos

llegue el milagro de la luna llena, para que mi alma

vuele lejos de mí, en busca de un río de plata.

 

 

 

 

Amoríos…de quimeras

 

Cuando el sol caía al mar

por la playa caminábamos,

en direcciones opuestas,

sin pertenecerle a nadie,

buscábamos a quien amar;

y en la casi proximidad de un beso,

cuando te vi esa noche,

ya no quise más buscar.

 

Yo giré al olor de tu pelo para por tu rumbo andar,

agarrados de las manos nos sentamos junto al mar  

y al hablar de ti y de mí y comenzamos a conjugar. 

 

Después reclinados sobre la arena de la playa,

de ansias, anhelos y penas volvimos a platicar.

tú me ofrecías tus besos, tu pecho y toda la consumación

de aquella pasión juvenil, cándida y fresca que comenzaba a vivir.

 

Ya casi exhaustos mientras bailábamos en un bar juramos amarnos siempre –

al despedirnos al nacer el sol en la playa de Guanabo

aquel fin de semana - también se nos fue el amor.

 

 

 

 

 

¿Por qué te busco?

 

Vivo solo en mis adentros

lleno de amores malogrados

que sin dispensar amores

estas manos no colmaron.

 

Manos callosas y secas

que de surcos se han bordado

esperando ardiente de pasión

besos regalados o aún mejor robados.

 

Hoy he venido a buscarte hasta aquí,

frente al mar, que se esconde en mis adentros,

y como no los veo, sin encontrarlos,

regreso a casa dolido y desalentado.

 

Tu recuerdo suena en mis oídos,

y su música con el viento se desvanece,

quizás cual flor que dura solo un día,

cual forma de vida que muere por el solo haber nacido.

 

 

 

Caminos

 

Caminos sin rumbo nacidos,

perdidos, sin nombre o dirección.

caminos de quienes andan

sin ninguna ambición.

 

Camino solo de muertos,

sin pompas ni posesión.

Camino de aquellos que han muerto

sin creencia o religión.

 

Camino que acoge a perros

sin amos ni protección.

solo el suelo frio y duro,

les sirve de colchón.

 

Camino que a mí me espera

al final de mi canción,

sin rosas y sin espinas,

sin ninguna procesión.

 

 

 

Canción de cuna

 

Que mi canción llegue a tu oído

hijo mío en tu mar perdido,

hijo que deje sin haberte conocido,

ya que de nuestra patria salí

cuando ni siquiera habías nacido.

 

Casi una vida perdida, he vivido,

sin sentir el calor de tu vida perecida,

sin haberte dado mi herencia atesorada

con afanes y esfuerzos adquirida.

 

Para aliviar esta pena,

sueño que te canto y duermes

recordando en mis oídos cuando

la memoria del cantar de mi padre suena.

 

Llorando en medio de la noche oscura

el del dolor de mi pena dura

es mi amor a ti hijo mío

solo lo que alivia mi amargura.

 

 

 

 

He vuelto a andar

 

He vuelto a andar por caminos galopados,

ya que busco en el cansancio

el consuelo del amante ya olvidado.

 

Así por medio de un sendero perdido

he llegado a donde estabas;

casi muerto, muy cansado,

sin embargo, seguiré hasta haberte encontrado.

 

Habiendo vivido

 

Habiendo vivido… y aún vivir;

seguir andando hasta concluir,

vivir llorando y aún reír,

y sin querer, dormir.

 

Venir a verte y después partir,

viajar muy lejos y volver a venir.

Llegar cansado, y de profundo surgir…

y al final morir.

 

 

Viaje de mí hacia ti.

 

Vengo desde lejos porque todavía te añoro,

y es que todavía el recuerdo de tu existencia

llena mi silencio y soledad,

yo aquí, en mi encierro voluntario, que amo,

pues da cabida a toda la esencia de tu vida.

ya que sin ti mi existencia ocurriría

solamente descarnada y fría.

 

Ahora te llamo, ya que serás colmada en todos tus deseos

con el anhelo narcisista reflejado

en el retrato de tu imagen que contemplas en mi espejo;

que al igual que un turbio y violento manantial

 - te regalará tu más preciada fiel imagen reflejada.

 

 

Viajero

Viajero que vengo de lejos,

a la Italia vesubiana, que armoniosa delinea

a la costa amalfitana donde el agua azul y cálida,

me ha bañado esta mañana.

Hasta aquí llegamos a través de la montaña,

circundando villas, terrenos sembrados e iglesias con campanas.

Al mirar este mar sereno vaga a tierra en la otra orilla,

con sus fallas valencianas y árboles nobles de naranjas y manzanas.

Aquí en esta tierra encontré amistad que calma mi soledad al anochecer,

donde más que amigos; familia – que te esperan te saludan de mañana,

y que cuando partes de nuevo, con pecho amante te despiden,

y quedan en espera de ti una nueva temporada.   

 

 

 

Pedro Felipe López